Movimientos Migratorios en España: De la Emigración a la Inmigración
Las Migraciones Exteriores
Son movimientos fuera de las fronteras del país. Hasta 1975, España fue un país de emigrantes, con destino en Europa y Ultramar. Desde entonces, España es un país de inmigración.
La Emigración Transoceánica
Se dirigían principalmente a Latinoamérica, EEUU, Canadá y Australia. Hasta el siglo XVIII, este tipo de emigración fue una práctica habitual. En el siglo XIX se redujo (política poblacionista de los Borbones, independencia de las colonias), aunque desde 1853 España eliminó los obstáculos a la emigración y los países latinoamericanos potenciaron la llegada de emigrantes para poblarse y explotar los recursos.
Los emigrantes españoles eran atlánticos (varones de bajo nivel de cualificación), y la causa era la atrasada estructura agraria de los lugares de origen, que impedía obtener ingresos suficientes.
Desde 1914, decayó por la 1ª G.M., la crisis del 29 (que afectó en gran medida a Latinoamérica, que volvió a imponer cuotas), la Guerra Civil y la posguerra (dificultades de transporte, bloqueo internacional, política poblacionista de Franco). Sin embargo, al final de la contienda, cerca de 150.000 españoles republicanos que habían perdido la guerra emigraron de manera forzosa, marchando hacia el exilio, hacia tierras americanas, principalmente México, y la Segunda Guerra Mundial.
Entre 1945-60 se recupera la corriente ultramarina, siendo decisivo el levantamiento del aislamiento, el cambio de actitud de EE.UU (reducida, trabajadores del sector terciario, profesiones liberales y técnicos superiores). En general, se ha empezado a exigir una mayor cualificación. Desde 1960, descendió el volumen al entrar en competencia con la emigración a Europa.
Los países que absorben el 80% del total de emigrantes son: Argentina, Venezuela y Brasil. Las regiones de origen de los emigrantes son: Galicia, Canarias y Asturias. A Australia, obreros agrícolas e industriales y mujeres para el servicio doméstico. La emigración a Canadá es mínima, debido a los obstáculos de las leyes canadienses a los que no sean de origen anglosajón o francófono.
La Emigración a Europa
Hasta mediados del siglo XX se dirigió a Francia; eran agricultores estacionales, obreros de la construcción y mujeres de servicio doméstico; también refugiados políticos.
A partir de 1959, con el inicio del Plan de Estabilización, se cambia el destino americano por el europeo y el número de emigrantes decrece. Entre 1958 y 1959 se produce la gran emigración a la Europa industrializada. Causas: Gran expansión de la industria europea, semidestruida por la 2ª G. Mundial. La escasez de población y la oferta de empleo hace que se recurra a trabajadores extranjeros. En España se produce un fuerte crecimiento demográfico y abunda la población agraria, que no es absorbida por la insuficiente industria; además, el plan de estabilización genera paro. Deseos de ahorrar y de mejorar profesionalmente. En general, emigrarán varones poco cualificados (agricultores, peones), que desempeñaron los trabajos más duros, peligrosos y peor pagados. Los países receptores fueron Francia (1/3), Alemania Federal (1/4), Bélgica, Suiza, Holanda y Gran Bretaña. Las áreas emisoras principalmente fueron Andalucía y Galicia.
Entre 1964-68 descendió la emigración a Europa, coincidiendo con el primer Plan de Desarrollo y con la crisis económica europea. A partir de 1973 decayó por la crisis energética, que hizo disminuir la contratación de mano de obra. Actualmente se mantiene una emigración de temporada y temporal, integrada por gallegos y andaluces que se dirigen a Francia y Suiza. El último dato es de 1996 con un saldo de 1032 emigrantes.
Consecuencias de las Migraciones Exteriores
Para el país emisor:
- Saneamiento de la Balanza de Pagos.
- Entrada de divisas (que contribuyeron a financiar nuestro desarrollo económico).
- Disminución del paro.
- Disminución de los efectivos de población y de la población rural.
- Desequilibrios en el reparto espacial.
Para el país emisor ha sido negativo la reintegración de los emigrantes y sus hijos; muchos ahorros no se invirtieron en bienes productivos o no favorecieron a las áreas de partida. Hubo problemas de desarraigo, penosas condiciones de vida; los emigrantes fueron los primeros afectados por los despidos causados por las crisis, y regresaron sin mejorar su cualificación profesional. Cuando regresaron generaron problemas de vivienda, trabajo, etc.
Para los países receptores: Fue mano de obra barata que no planteó problemas sociales ni laborales. La crisis industrial de 1973 hizo volver a España a la gran mayoría de los emigrantes. En 1996 se contabilizó sólo el retorno de 2.018 emigrantes. En la actualidad, España ha dejado de ser un país de emigración; la mayor formación de la mano de obra (que aspira a mejores empleos), el aumento del nivel de vida, la competencia en los lugares de destino de los inmigrantes procedentes de países menos desarrollados, son factores que han cambiado la situación.
La Inmigración Actual y sus Consecuencias
España ha dejado de ser un país de emigrantes para convertirse en un país de inmigrantes, de acogida, pasando los extranjeros del 0,6% (1985) de la población total al 11,4% (2008; 13,3% en Canarias), pasando de medio millón a casi 6 millones de extranjeros en nuestro país.
El descenso de la emigración y este ascenso de la inmigración ha propiciado un saldo positivo desde los años 80.
Distinguimos tres grupos:
- Los que se nacionalizan (tras varios años de permanencia en el país).
- Los que obtienen un permiso de residencia, manteniendo su nacionalidad. Se incluye aquí a los refugiados políticos.
- Los inmigrantes ilegales, que son muy difíciles de cuantificar.
Los países de procedencia son Marruecos, Argentina, Perú, R. Dominicana, China, Polonia, Argelia, Filipinas, Chile, Colombia, Senegal, Gambia y Nigeria.
Por sexos, Marruecos es la principal procedencia masculina, y Colombia y Perú en el caso de las mujeres.
Sus destinos son Cataluña, Madrid, Andalucía, Valencia y Canarias.
Las causas y el perfil son diversos. Los inmigrantes comunitarios son jubilados que aprecian las buenas condiciones climáticas o adultos atraídos por las posibilidades de trabajo y negocios. Los inmigrantes extracomunitarios se trasladan por motivos económicos (carencia de recursos y trabajo en origen) o políticos; son jóvenes que realizan trabajos poco cualificados.
La Ley de Extranjería regula la entrada en el país, las modalidades de presencia en España (estancia –presencia un máximo de 90 días– o residencia –permiso que exige disponer de medios suficientes para subsistir durante el tiempo que se solicita–), derechos y libertades, condiciones de trabajo y procedimiento de expulsión; esta ley se ha modificado con más restricción.
Como consecuencias, habría que señalar que los inmigrantes tienen una estructura demográfica joven que contribuye a ralentizar el descenso español de natalidad; algunos trabajadores consideran a los inmigrantes competidores en el mercado de trabajo (para ellos, inmigración = desempleo), aunque desempeñen las labores peor remuneradas. El envejecimiento español se traducirá en el futuro en una disminución de la población activa, con las dificultades para pagar pensiones y mantener el actual bienestar. A nivel social, va creciendo la idea de “invasión” y el temor a la reducción de la identidad nacional; son temores que están en la base de actitudes xenófobas que alientan una política de devolución y de restricción.
Muchos inmigrantes, sobre todo ilegales, padecen duras condiciones laborales y de vida, responsabilizándolos de delitos. Las diferencias culturales, lingüísticas y religiosas dificultan la integración y suscitan tensiones.