Limitaciones del PIB como Indicador de Desarrollo y Medida de la Actividad Económica
Aunque el PIB constituya el valor agregado económico más central y el de mayor uso en el análisis económico, no está libre de objeciones. Entre las limitaciones más centrales que se suelen atribuir a este agregado económico figuran:
- En primer lugar, el PIB constituye una variable flujo, por lo que deja marginados aquellos otros aspectos de importancia indudable en el progreso económico.
- En segundo lugar, el PIB se define como el conjunto de bienes y servicios finales producidos por una economía, con independencia del carácter o finalidad de tales producciones.
- En tercer lugar, el PIB evalúa los bienes y servicios finales dirigidos al mercado, de modo que se excluyen aquellas actividades que se realizan al margen del circuito mercantil, aun cuando satisfagan necesidades altamente valoradas.
- En cuarto lugar, el PIB es incapaz de valorar de forma apropiada la aportación del sector informal (es decir, el de aquellas actividades no registradas legalmente) a la generación de renta de un país.
- Por último, el aspecto anteriormente señalado tiene relación con la última de las debilidades del PIB, que hace alusión al contraste existente entre la apariencia de exactitud que proporciona una cifra precisa de medición del producto agregado y la realidad de los procedimientos.
Cambio Estructural en la Economía Mundial: Población, Estructura Productiva, Comercio y Estado
Más allá de la información agregada, hay que hablar de las transformaciones estructurales que han acompañado a ese crecimiento de la renta mundial. Transformaciones que se expresan en un sostenido incremento demográfico (y de desplazamiento físico de la población), en cambios en la estructura productiva, no solo de la agricultura, de la industria y los servicios, sino que dentro de ellos, y en la propia magnitud y composición del comercio internacional. Detrás de ellas se dibujan tres factores más decisivos en ese progreso de la renta per cápita. Hay que referirse brevemente a cada una de las tres fuerzas de transformación estructural:
Aumento Demográfico
El sostenido aumento de la población mundial, acompañado de la duplicación de la esperanza de vida. Ese gran crecimiento de la población mundial no se ha distribuido con uniformidad entre los países, afectando muy especialmente a los países en desarrollo, en los que observamos una alta tasa de natalidad, que está desconectada de las condiciones generales de bienestar.
Lo característico en el otro grupo de países, podemos observar que no está tan caracterizado por tener altas tasas de natalidad, pero sí por la mejora en la formación de esa población, en donde el analfabetismo se ha desterrado, notándose claramente el progreso educativo.
Estructura Productiva
Ha basculado, a escala universal, de la agricultura a la industria, y de ambas a los servicios, como respuesta a los factores que, tanto desde el lado de la oferta (las nuevas técnicas) como de la demanda (los gustos de los consumidores) impulsaban el crecimiento de la renta. La industrialización significó o fue sinónimo de desarrollo. Ha sido verdaderamente decisivo como vehículo de difusión de los adelantos técnicos que explican el progreso de la economía mundial en conjunto.
Gran Transformación Estructural del Siglo XX
Ha sido la definitiva mundialización de la economía. Creciente integración de los flujos de bienes, servicios y capitales, cortadas por las dos crisis principales del siglo: la Gran Depresión de 1929 y la crisis del petróleo de 1973. El incremento de la renta a escala mundial, la cooperación multilateral en el terreno del comercio y de la balanza de capitales, ha terminado consagrando a la globalización como gran rasgo distintivo del siglo XX.
Hay otro rasgo importante: es el peso y el papel creciente del Estado.
En resumen, el crecimiento de la renta y de la renta per cápita, y un perfil estructural distinto de la población como del producto y del comercio son, junto con el mayor poder presupuestario (y de intervención) del Estado en el común de los países, los rasgos más característicos de la economía mundial a lo largo del siglo XX. E igualmente lo es el desigual reparto de los beneficios de ese progreso económico.