Dinámica y Estructura de la Población Española: Evolución, Fuentes y Tendencias

Evolución de la Población

La demografía estudia la población, su dinámica a través de la evolución de variables como natalidad, mortalidad, crecimiento o migraciones, y su estructura, es decir, la situación de dichas variables en un momento dado y en la distribución espacial. La demografía también se ocupa de la proyección en el futuro de la población.

Fuentes Demográficas

Las fuentes demográficas son muy importantes para estos estudios, ya que proporcionan datos estadísticos. Se distingue entre fuentes pre-estadísticas o históricas y fuentes estadísticas.

Fuentes Históricas

Las fuentes históricas son variadas, dependiendo de las condiciones de cada período. Una vez que se dispone de fuentes literarias, se añaden testimonios escritos. Desde época romana también se cuenta con censos o recuentos, aunque estos no están realizados con finalidades demográficas, sino con objetivos militares o fiscales. En el siglo XVIII hay una serie de recuentos muy utilizados por la demografía histórica con información interesante para conocer la evolución y la estructura de la población. Los registros parroquiales se dan por la Iglesia Católica a partir del Concilio de Trento, donde se recogen los bautismos, matrimonios y defunciones de cada parroquia.

Fuentes Estadísticas

Actualmente, la fuente más importante es el censo, que lo realiza el gobierno central cada 10 años. Este proporciona la información para conocer el volumen de la población y su estructura, pues recoge datos sobre la situación de los individuos de cada familia. También se realiza el padrón, que se actualiza año a año y se confecciona por cada ayuntamiento con los datos que aportan sus vecinos. El registro civil, realizado por el Ministerio de Justicia, recoge el reconocimiento legal y se deben inscribir nacimientos, defunciones, matrimonios y divorcios.

Situación Demográfica de España

España cuenta en la actualidad con 46 millones de habitantes según el padrón continuo de 2008. Su evolución se asemeja al modelo demográfico de país desarrollado, pero presenta diferencias en su ritmo temporal.

Anteriormente, se tenía una alta natalidad debido a la temprana edad del matrimonio, a que los hijos trabajasen desde pequeños y aportasen ingresos al hogar, y a la alta tasa de mortalidad infantil, lo que explicaba la alta fecundidad. La mortalidad se veía influida por la propia estructura de un sistema económico de corte tradicional, las deficientes condiciones médico-sanitarias y por la incidencia entre la población de las denominadas variables accidentales, como las crisis agrarias, epidemias y guerras. Cuando se combinan todas ellas, se produce una crisis demográfica.

Transición Demográfica en España

A principios del siglo XX se da la fase de transición demográfica, caracterizada por el mantenimiento de una alta tasa de natalidad y un descenso paulatino de la mortalidad, solo obstaculizado por la gripe de 1918 y la Guerra Civil de 1939.

Los factores que inciden en el descenso de la mortalidad son una menor incidencia de las enfermedades infecto-contagiosas, los avances en higiene de las ciudades y la mejora en la alimentación de la población. A partir de 1945, el descenso de la mortalidad se acelera por la consolidación del crecimiento económico y por los adelantos médicos, al extenderse a casi toda la población el sistema sanitario.

El descenso de la natalidad estaría en relación con el desarrollo económico, la escolarización obligatoria y el aumento de la urbanización. En los años 30 se dio la crisis económica de 1929 y la Guerra Civil, y los años de la posguerra. La época del baby boom de los 50 y 60 se debe a un descenso de la mortalidad infantil que aumenta la fecundidad.

La última fase de la transición demográfica se produce en el último cuarto del siglo XX, cuando se alcanzan bajas tasas de mortalidad y natalidad y disminuye el crecimiento natural de la población. La mortalidad alcanzó su punto más bajo en 1982 y luego sufre un repunte debido al envejecimiento y a los accidentes de tráfico, que son la mayor causa de muerte. La mortalidad infantil se reduce notablemente, lo que incrementa la esperanza de vida.

En 1998, un importante descenso de la natalidad provocó una muy baja tasa de fecundidad debido a estos factores:

  • Una nueva mentalidad que modifica los hábitos sexuales y el concepto de familia, en la que incide el control de la natalidad con la utilización de métodos anticonceptivos.
  • La extensión de la escolarización obligatoria origina que los hijos se conviertan en una carga para las familias.
  • La incorporación de la madre al mundo laboral.
  • Periodos de crisis y dificultades para los jóvenes en encontrar un trabajo estable y bien remunerado y para el acceso a la vivienda, que provocan que se aplace su emancipación y la formación de la familia.

El resultado de todo esto es una población estancada y con síntomas evidentes de envejecimiento, en una situación demográfica propia de un país desarrollado.

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