El Turismo en España
Orígenes y Auge del Turismo en España
La palabra «turista» surgió en Gran Bretaña a finales del siglo XVIII para referirse a quien viaja por placer o cultura. En el siglo XIX, el turismo era una actividad elitista, pero en el siglo XX, especialmente a partir de los años sesenta, se convirtió en un fenómeno de masas.
Desde la década de 1960, España se ha consolidado como una potencia turística mundial, tanto por el volumen de turistas extranjeros como por los ingresos generados. En el año 2000, España ocupó el tercer puesto en recepción de turistas, después de Francia y Estados Unidos, y el segundo en ingresos, solo por detrás de Estados Unidos.
Factores del Auge Turístico en los Años Sesenta:
Crecimiento económico en Europa occidental y mayor poder adquisitivo de la clase media, junto con la aparición de leyes que reconocían el derecho a vacaciones pagadas.
Avances en el transporte: reducción del precio del avión, mejora de la red ferroviaria y popularización del automóvil.
Proximidad geográfica de España a Europa, clima favorable y atractivo cultural (folclore, tradiciones, monumentos, gastronomía).
Bajo coste debido a la devaluación de la peseta.
Facilidades otorgadas por el Estado, que veía en el turismo una fuente de financiación para la industrialización y la balanza comercial.
Construcción de grandes complejos hoteleros y proliferación de agencias de viajes.
Factores Relevantes en la Actualidad:
Consolidación de la demanda interna (turismo nacional).
Alta calidad y diversificación de la oferta turística.
Recursos humanos cualificados y mejora de infraestructuras.
Promoción de España como destino turístico por parte del Estado, comunidades autónomas y municipios.
Inestabilidad política en otros destinos turísticos competidores (Egipto, Túnez, Grecia).
La Oferta Turística
El modelo turístico implantado en 1960 se basaba en una oferta abundante, dirigida a un turismo masivo de clase media y media-baja, con hoteles y apartamentos en zonas de sol y playa. Existía una fuerte dependencia de los tour-operadores internacionales, lo que implicaba que gran parte del gasto turístico no se quedaba en España. En las últimas décadas, se ha buscado cambiar esta situación, ofreciendo servicios de alta calidad a precios competitivos, dirigidos a un público de clase media y media-alta que busca sol y playa pero con mayor capacidad de gasto.
La Demanda Turística
La estacionalidad de la demanda (concentrada en los meses de verano) es un problema del turismo español. La temporada alta coincide con las vacaciones de verano, excepto en las estaciones de esquí. Canarias es un caso particular, sin temporada baja. Esta concentración genera saturación de infraestructuras, pérdida de calidad y problemas medioambientales.
Demanda Internacional:
Ha crecido desde finales de los años cincuenta, con breves interrupciones en épocas de crisis (1975, 1992). La entrada de España en la UE en 1986 impulsó el turismo procedente de la Unión, alcanzando los 75,7 millones de turistas en 2001. Principalmente, provienen de Europa occidental y del norte (Alemania, Reino Unido, Francia, Bélgica, Países Bajos, Italia, Portugal). Es un turismo estival, enfocado en las zonas de sol y playa de Baleares, Canarias y Cataluña, seguido de Andalucía y la Comunidad Valenciana, y es el principal cliente de las plazas hoteleras.
Demanda Nacional:
Ha crecido desde finales de los años cincuenta, ligado al aumento del nivel de vida. Los turistas proceden de las zonas más industrializadas (Madrid y Cataluña) y se distribuyen a lo largo del año. Se dirigen a las playas del Mediterráneo, las del norte y el interior (turismo rural), aunque Andalucía, Cataluña y la Comunidad Valenciana siguen siendo destinos preferentes.
Tipos de Turismo
El turismo de sol y playa sigue siendo el predominante, pero desde la década de 1990 han cobrado importancia otras modalidades que aprovechan la diversidad de recursos de España. Esto se debe a la mayor exigencia de los clientes, la búsqueda de espacios menos saturados, el aumento del turismo nacional y la promoción del turismo como estrategia de desarrollo en áreas desfavorecidas.
Turismo de borde de agua: Sol y playa, además de turismo fluvial y lacustre. Permite actividades como deportes náuticos, pesca, vela y remo.
Turismo termal o de balneario: Combina la cura medicinal con el descanso.
Turismo de montaña: Principalmente turismo de nieve, pero la montaña ofrece otras posibilidades por su valor paisajístico.
Turismo ecológico: Visita a espacios naturales protegidos, combinando la protección del medio ambiente con el uso recreativo.
Turismo rural: Alojamiento y estancia en el medio rural para disfrutar del descanso y la tranquilidad.
Turismo urbano o cultural: Dirigido a ciudades con patrimonio histórico, artístico y cultural, o declaradas Patrimonio de la Humanidad (Granada, Toledo, Segovia). También está en auge el turismo urbano de negocios (ferias, exposiciones, congresos) y otras actividades como fiestas, folclore y gastronomía.
Las Áreas Turísticas y su Tipología
Las áreas turísticas son espacios con gran afluencia de turistas, tanto extranjeros como nacionales. En España, las mayores densidades se encuentran en las zonas de sol y playa y en Madrid, que recibe un importante turismo cultural. Le siguen las áreas del noroeste y norte peninsular, y las zonas del interior de Andalucía, Cataluña y Comunidad Valenciana, con densidades más bajas.
Además de estas grandes áreas, existen puntos turísticos aislados basados en otros atractivos, como estaciones de esquí, turismo rural y ciudades históricas del interior (Salamanca, Toledo, Segovia).
Según su uso, las áreas turísticas se clasifican en:
Turísticas de temporada: Estacionalidad superior a la media (Cataluña y Baleares).
De turismo estabilizado o especialmente turísticas: Estancias prolongadas (Canarias, Málaga, Alicante) o visitas puntuales relacionadas con el patrimonio cultural (Granada, Córdoba, Toledo).
El Impacto del Turismo
El turismo tiene un impacto significativo en las áreas receptoras:
Repercusiones Demográficas:
En áreas litorales, el turismo aumenta la población. Jóvenes que buscan trabajo estacional y personas mayores procedentes de zonas más desarrolladas o del extranjero se establecen de forma semipermanente o permanente, aumentando la población empleada en el sector terciario y la construcción.
En áreas rurales, el turismo ha frenado el despoblamiento y ha revitalizado la artesanía y las tradiciones. También ha mitigado la emigración en algunas ciudades históricas en crisis económica (como las Alpujarras).
Repercusiones en el Poblamiento:
En el litoral, el turismo crea nuevas estructuras, como conurbaciones costeras. También ha provocado el aumento de la densidad de construcción y la especulación del suelo.
En algunos espacios rurales y urbanos, el turismo ha contribuido a la rehabilitación del patrimonio edificado.
Repercusiones Económicas:
El turismo crea empleo, ocupando en el año 2000 a más del 10% de la población activa, tanto en servicios turísticos como mixtos. Sin embargo, gran parte del empleo es estacional.
El turismo tiene un efecto multiplicador sobre otras actividades económicas (comercio, transporte, construcción).
Aporta aproximadamente el 12% del PIB y equilibra la balanza de pagos. Los ingresos del turismo frenan el endeudamiento externo. En 2002, el turismo financió el 85% del déficit de la balanza comercial.
Influye en la política de transportes, mejorando la accesibilidad a los núcleos turísticos, modernizando la red de aeropuertos y aumentando la capacidad portuaria para embarcaciones recreativas.
Repercusiones Políticas, Culturales y Sociológicas:
El turismo fomenta el acercamiento entre pueblos y culturas. Incide en los modos de vida de la sociedad local, en ocasiones de forma negativa (pérdida de costumbres e identidad) y en otras de forma positiva (estimulando el cambio y la modernización).
Repercusiones en la Ordenación del Territorio:
El turismo fomenta la reordenación del territorio y la construcción de espacios recreativos (complejos deportivos, parques de atracciones) y áreas de servicios en las periferias.
Produce transformaciones en la economía, revalorizando tierras de cultivo o impulsando la creación de nuevas empresas.
Puede generar conflictos por el uso del suelo y los recursos, el abandono de tierras cultivadas por la presión urbanística o problemas con el uso del agua.
En áreas de turismo rural y de montaña, puede generar conflictos con las actividades agrarias y fomentar su abandono.
En las ciudades históricas, los cascos antiguos se especializan en actividades turísticas (artesanía, recuerdos, alojamientos, restauración) y en sus periferias se instalan segundas residencias y hoteles.
Repercusiones Medioambientales:
El rápido desarrollo del sector en un espacio reducido y en un momento de poca conciencia medioambiental ha tenido consecuencias negativas: construcción de grandes edificios junto a las playas, urbanización incontrolada en espacios naturales, contaminación de playas y bosques. Esto exige políticas de protección y rehabilitación, como la «Ley de Costas», que busca limpiar las playas impidiendo construcciones a menos de 100 metros de la orilla, lo que ha generado protestas en algunos municipios costeros.
Crisis del Modelo Turístico Tradicional y Turismo Alternativo
Desde 1989, se puede hablar de crisis del modelo turístico tradicional, a pesar del crecimiento del número de turistas e ingresos. Las causas son:
Predominio de un turismo de clase media y media-baja.
Encarecimiento de los precios sin una mejora equivalente en la calidad de los servicios.
Estacionalidad y competencia de otros países mediterráneos y del este de Europa, más baratos.
Dependencia de los tour-operadores internacionales, que exigen más calidad a precios más bajos.
Deterioro medioambiental y alteraciones paisajísticas.
Estos problemas exigen una reconversión y renovación del sector basada en:
Potenciar el turismo de calidad, de alto poder adquisitivo, con buenas infraestructuras, instalaciones modernas, personal cualificado y cuidado del medio ambiente.
Mejorar la oferta para combatir la estacionalidad, los desequilibrios regionales y la competencia, fomentando nuevas modalidades de turismo (tercera edad, deportivo, rural, ecoturismo, urbano, cultural, congresos).
Reducir la dependencia del exterior creando tour-operadores nacionales.
Fomentar el uso de las nuevas tecnologías para que el cliente participe en la organización de su viaje (internet para información, reserva y compra).
Impulsar la innovación para la satisfacción del cliente y el éxito del negocio turístico, incorporando el turismo a los planes de I+D.
Compatibilizar el desarrollo turístico con la calidad medioambiental: creación de espacios naturales protegidos, limitación de la construcción, regeneración de espacios degradados y revitalización de ciudades históricas. Esto mejora la imagen turística y la calidad de vida de la población residente.
Mejorar la promoción turística para afrontar la competencia y atraer nuevos clientes, a través de ferias internacionales (FITUR) y oficinas turísticas en el extranjero.
Mejorar la comercialización de los servicios turísticos.
El objetivo final es lograr un turismo sostenible que responda a la demanda de calidad medioambiental.