Procesos de Urbanización en España

El proceso de urbanización es la progresiva concentración en la ciudad de la población, las actividades económicas y las innovaciones más destacadas, así como la difusión de estos procesos al entorno. La antigüedad del proceso de urbanización permite diferenciar en él varias etapas:

La Urbanización Preindustrial

Comprende desde el origen de las ciudades al inicio de la industrialización. Las características de esta etapa son las siguientes:

  • La urbanización es modesta. La población urbana no supera el 10%, y la tasa de urbanización se mantiene estabilizada, porque el crecimiento de la población urbana es paralelo al de la población rural.

Los factores de la urbanización en estos momentos son:

  • Estratégico-militares: control de territorio
  • Políticos y administrativos: organización del territorio.
  • Económicos: control de los recursos del entorno e instalación de la actividad comercial y artesanal.
  • Religiosos: las ciudades son sedes del poder religioso.

Las etapas que pueden distinguirse en el proceso de urbanización preindustrial son las siguientes:

Desde el origen de las ciudades a la Edad Media

En España no puede hablarse de ciudades hasta la colonización por los fenicios y los griegos del litoral Mediterráneo a partir del s. VIII a. C. Estos pueblos crearon factorías comerciales para explotar los recursos minerales, agrarios y artesanales, algunas de las cuales dieron lugar a ciudades, como Cádiz o Ampurias.

La romanización creó numerosas ciudades, lo que explica que casi todas las ciudades españolas de cierta importancia tengan un origen romano (Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza). Las funciones de estas ciudades eran político-militares, administrativas o económicas (control de recursos minerales). La decadencia del poder romano y las invasiones germánicas condujeron a una fase de desurbanización desde el s. III.

Muchas ciudades desaparecieron o se convirtieron en asentamientos rurales o en sedes religiosas.

La urbanización medieval

En la Edad Media se produjo una nueva fase urbanizadora.

En el espacio musulmán la mayoría de las veces los musulmanes aprovecharon asentamientos anteriores (Zaragoza, Toledo, Málaga, Granada, Córdoba) que revitalizaron como centros estratégicos, administrativos, económicos, religiosos y culturales. Con el avance de la Reconquista, las ciudades musulmanas fueron pasando a dominio cristiano.

En el espacio cristiano (inicialmente las áreas montañosas del norte peninsular) la vida urbana era escasa. Pero, a partir del s. X, se expandió, con la Reconquista y la repoblación del territorio, al crearse municipios que tenían como base ciudades nuevas o reconquistadas a los musulmanes. Desde los s. XII y XIII, la reactivación del comercio generó una reurbanización a lo largo de las principales rutas comerciales.

La urbanización en la Edad Moderna

En la Edad Moderna, el proceso de urbanización experimentó vaivenes en función de la situación demográfica, económica y política del momento. En el s. XVI, hubo un crecimiento urbano continuado debido al aumento de la población, a la expansión económica basada en el comercio con América y al poderío político-militar de los Austrias. En el s. XVII se estancó por la crisis económica y demográfica y por las importantes pérdidas territoriales. En el s. XVIII, el proceso de urbanización se reanudó con la nueva dinastía de los Borbones, debido a la recuperación demográfica y económica y al fortalecimiento del poder real.

La Urbanización Industrial

Comprende desde el inicio de la industrialización en el s. XIX hasta la crisis económica de 1975.

Las características de esta etapa son:

  • La tasa de urbanización experimentó un gran crecimiento. El incremento de la población urbana superó al de la población rural.

Los factores de este crecimiento son:

  • Administrativos: la nueva división del territorio en provincias (1833) provocó el crecimiento de las ciudades elegidas como capitales provinciales.
  • Económico-sociales: nació y se desarrolló la industria moderna, que se localizó en las ciudades y atrajo a los excedentes de población campesina causados por la mecanización del campo y el alto crecimiento demográfico.

Las etapas que pueden distinguirse en la urbanización industrial son:

Hasta mediados del siglo XIX

la concentración demográfica en las ciudades era todavía pequeña. La debilidad de la industrialización hizo que el crecimiento urbano afectara principalmente a las ciudades elegidas como capitales de provincia en la nueva división administrativa.

Desde mediados del s. XIX a la Guerra Civil (1936)

el crecimiento de las ciudades es manifiesto, alcanzando la tasa de urbanización del 40%. Ahora es la industria la que produce los mayores incrementos, pues atrae a la creciente población campesina a las ciudades industrializadas.

El casco antiguo ya no puede absorber el crecimiento urbano, y las ciudades crecen más allá de las antiguas murallas en ensanches diferenciados que acogen a la burguesía industrial, comercial y a los obreros. En la etapa de la Guerra Civil (1936-1939), el proceso de urbanización se interrumpió, y no se reactivó en la posguerra (1939-1959) por los problemas de deterioro y abastecimiento que afectaban a las ciudades. Además, el crecimiento urbano no era deseado por el régimen de Franco, debido al escaso respaldo que tenía en las regiones más urbanizadas.

Pero la adopción de una política autárquica hizo que se fomentasen los sectores básicos de la economía. Ello impulsó el crecimiento de las ciudades en las que se instalaron estos sectores, de modo que comenzó a formarse el triángulo de desarrollo urbano-industrial del NE (Cantábrico, Barcelona y Madrid).

Durante la etapa del desarrollo (1960-75)

que siguió a la autarquía (1959), España conoció el mayor crecimiento económico y urbano. La causa fue la expansión de la industria, impulsada por los Planes de Desarrollo, que provocó un gran movimiento de mano de obra del campo a la ciudad.

Las actividades terciarias fueron un factor secundario en la urbanización de este periodo, aunque causaron el crecimiento de las áreas metropolitanas de las grandes ciudades, de los centros turísticos de Levante y las islas, y de capitales de provincia no industrializadas.

En esta etapa surgió una extensa periferia a lo largo de las principales áreas de comunicación, que se estructuró en diversas áreas caracterizadas por sus contrastes morfológicos, funcionales y sociales.

  • Barrios residenciales que incluyen infraviviendas o chabolas, barrios de promoción oficial de los años 40s y 60s para intentar atajar el problema, con materiales de escasa calidad y pocos equipamientos, áreas de vivienda unifamiliar a partir de los 80s, en relación con la difusión entre la clase media del deseo de contacto con la naturaleza, facilitado por la posesión del automóvil

La Urbanización Postindustrial

Desde 1975, la crisis económica e industrial produjo cambios que dieron lugar a un nuevo modelo económico y urbano, conocido como sociedad postindustrial. Respecto a estos cambios, España no se encuentra entre los países llamados centro, sino en la primera periferia o semiperiferia. Debido a esto los cambios llegaron más tarde, no se han completado en su totalidad y se localizan puntualmente, afectando sólo a determinados espacios, lo que acentúa las desigualdades internas del país. Los cambios que caracterizan a la urbanización son los siguientes:

  • Ritmo de crecimiento urbano desciende en dos etapas:
    • Etapa de transición o estabilización. La tasa de urbanización de urbanización se estabiliza. España se encuentra en esta etapa, debido a la reducción del crecimiento natural de las inmigraciones hacia ellas.
    • Etapa de desurbanización o decrecimiento urbano. España no ha entrado todavía en ella, salvo en el caso de las grandes metrópolis o las ciudades industriales más afectadas por la crisis.
  • Se produce un cambio en los factores de urbanización:
    • La industria pierde importancia como factor de urbanización. Por parte, debido a las crisis de 1975, que produjo desindustrialización y declive de las ciudades industriales afectadas. Por otra porque la nueva tendencia de dispersar la industria en el espacio, facilitada por las nuevas tecnologías, permite localizarla en zonas hasta ahora sin tradición industrial y poco urbanizadas. De todas formas hay que tener en cuenta los hechos:
      • En las regiones de tradición industrial, la industria sigue siendo el principal factor de urbanización, aunque con tendencia a disminuir.
      • La reindustrialización en los sectores de alta tecnología atrae a estas industrias a las ciudades, especialmente a las grandes metrópolis, por estar mejor dotadas en centros de innovación y tecnología. El problema es que estas nuevas industrias crean pocos puestos de trabajo, porque están muy mecanizadas y exigen alta cualificación, lo que contribuye a disminuir las tasas de crecimiento urbano.
    • La terciarización va ganando importancia como factor de urbanización. Existen algunas zonas que tienen una urbanización claramente terciaria:
      • Las grandes metrópolis, que son los centros de llegadas de innovaciones, donde se localizan las actividades punta y los centros de decisión y gestión.
      • Las regiones turísticas (Baleares y Canarias).
      • Las regiones o provincias menos avanzadas de la España meridional, donde predomina un sector terciario poco desarrollado (Andalucía y Extremadura).
      Sin embargo, en el resto de España la correlación entre urbanización y terciarización es todavía escasa, debido a que el proceso no está lo bastante consolidado como para constituir el papel que antes desempeñaba la industria.
  • Se frena el proceso de crecimiento de las mayores ciudades en mayor de las medidas y pequeñas próximas, debido a que los movimientos clásico campo-ciudad son sustituidos por movimientos multidireccionales, produciéndose incluso un cierto renacimiento rural.

Comentario de Madrid

Emplazamiento: Madrid se localiza en las terrazas del río Manzanares, al pie de la sierra Guadarrama.

Estructura urbana: es la diferenciación de unidades morfológicas singulares, es decir, con características propias. En este plano se pueden distinguir claramente:

  • El casco histórico (Madrid preindustrial): es de plano irregular, calles estrechas que definen manzanas irregulares; lo cual refleja el origen árabe o musulmán de la ciudad de Madrid. Este casco histórico se amplió sucesivas veces conforme Madrid iba creciendo. El urbanismo barroco del siglo XVII deja su huella en la Plaza Mayor a la que va unida una calle de trazado rectilíneo que conocemos como calle Mayor.
  • El ensanche burgués: en la segunda mitad del siglo XIX lo proyectó Castro, estos ensanches burgueses por ley tenían que hacerse siguiendo un plano en cuadrícula, es decir manzanas cuadradas definidas por calles amplias que se cortan formando un ángulo recto. Estos ensanches burgueses están inspirados en las ideas higienistas que defendían los intelectuales sobre la necesidad del aire y el sol como principios de salud pública.
  • La ciudad lineal de Arturo Soria: la ciudad lineal que actualmente es una calle de Madrid que lleva el nombre de Arturo Soria que fue el que la proyectó. La ciudad lineal es un ejemplo de ciudad jardín organizada a ambos lados de una ancha vía de comunicación por donde iba a pasar una línea de ferrocarril y una carretera y a ambos lados viviendas unifamiliares con jardín. Arturo Soria proyectó una ciudad lineal de 50 km pero su muerte dejó el proyecto reducido a 5km.

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