El Urbanismo: Ordenación del Espacio Urbano
El urbanismo se encarga de la ordenación del espacio urbano. El suelo urbano tiene como fin proyectar nuevos espacios para el futuro crecimiento y transformar los existentes en función de las demandas sociales de cada momento histórico. Por eso, sus actuaciones deben llevarse a cabo dentro de las políticas globales de ordenación del territorio.
El Urbanismo en la Época Industrial
1. Segunda Mitad del Siglo XIX y Primer Tercio del Siglo XX
Entre la segunda mitad del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX tuvieron lugar los primeros intentos de planificación urbana, coincidiendo con el momento en que el crecimiento rebasó las murallas de la ciudad preindustrial. No obstante, las principales actuaciones se limitaron a los espacios ocupados por la burguesía. Las más destacadas fueron:
- Regulación del plano: Se establecieron planos geométricos para la expansión urbana, planes de alineación de calles que fijaban que su trazado debía ser recto y una determinada anchura para el tráfico, y ordenanzas sobre las manzanas, que debían ser rectangulares con patio.
- Planes de saneamiento: Relacionados con la propagación de las ideas higienistas sobre la salubridad de la ciudad.
- Mejora de los servicios y equipamientos urbanos: Con la creación de parques públicos, tranvías, alumbrado y pavimentación.
2. Época de la Autarquía
En la época de la autarquía, la planificación se centró en tres objetivos:
- Reconstrucción de las ciudades más dañadas por la Guerra Civil. Las actuaciones fueron lentas y limitadas debido a la mala situación económica del país.
- Elaboración de leyes sobre la vivienda.
- Organización del crecimiento urbano. Se abordó la Ley del Suelo y Ordenación Urbana, que establecía la planificación a diferentes escalas: nacional, provincial y urbana. Para cada área, los más utilizados fueron los Planes Generales de Ordenación Urbana, que dividían la ciudad en zonas con funciones distintas.
3. Época de Desarrollo
Se mantuvieron la Ley del Suelo y la zonificación urbana, pero las actuaciones urbanísticas provocaron la aparición de una serie de problemas:
- Edificación: Eliminó elementos valiosos del patrimonio y se caracterizó por una excesiva altura y densidad, y por la baja calidad de las construcciones, que experimentaron un deterioro temprano.
- Aumento de la congestión urbana y problemas medioambientales: Como la contaminación atmosférica y de las aguas. En 1970, para luchar contra el crecimiento en mancha de aceite de algunas ciudades, se crearon polígonos de descongestión en las principales vías de acceso. Su densidad era menor que la de la ciudad central.
Urbanismo en la Época Posindustrial (1975)
Reflejaba la implantación del Estado autonómico, la democratización social y el proceso de globalización.
1. Implantación del Estado de las Autonomías
Otorga a las comunidades autónomas competencias sobre ordenación del territorio. Su legislación sobre esto debe ser seguida por los ayuntamientos, a quienes les corresponde el planeamiento urbanístico. El Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) es el instrumento básico para la ordenación urbanística integral de un municipio y proyecta el desarrollo para cierto número de años, los usos del suelo de cada zona, la clasificación del suelo, la edificación o la densidad edificatoria. Los Planes Parciales concretan el PGOU para cada área urbana, y los Planes Especiales ordenan aspectos específicos como las áreas degradadas.
2. Democratización Social
Se refleja en la participación de la ciudadanía en la planificación urbana y en la tendencia a paliar las desigualdades heredadas. Como consecuencia, desde 1990, el planeamiento general de la ciudad pierde importancia a favor del planeamiento desde abajo y por piezas, a través de planes especiales para actuaciones concretas. Estas intervenciones concretas no siempre se han integrado bien en el conjunto de la ciudad y suelen olvidar las actuaciones en el entorno periurbano, por lo que este se extiende cada vez más.
3. Globalización
La globalización y el cambio en el sistema productivo mundial se reflejan también en el urbanismo desde 1990. El deseo de revitalización de algunas ciudades en crisis y el incremento de la competencia entre las ciudades por atraer inversiones han llevado a las ciudades a elaborar planes estratégicos de revitalización y de promoción de marketing urbano, que consiste en difundir una imagen atractiva de la ciudad basada en la creación y mejora de infraestructuras y equipamiento, en la calidad medioambiental y en el urbanismo sostenible. Para llevar a cabo esas inversiones, se pueden formar redes integradas por ciudades que se asocian para repartirse las ventajas y los equipamientos.