La Industrialización en España: Evolución, Crisis y Retos

PROCESO DE INDUSTRIALIZACIÓN EN ESPAÑA

Los inicios de la industrialización (siglo XIX-1959)

Los inicios de la industrialización española se caracterizaron por el retraso con respecto a otros países de Europa occidental. La industrialización, tras los intentos fallidos en Andalucía, quedó reducida a unos pocos enclaves de Asturias, Cataluña y el País Vasco.

El sector secundario despegó, sobre todo, entre 1900 y 1930, por razones políticas (neutralidad de España en la Primera Guerra Mundial), económicas (repatriación de capitales tras la pérdida de las colonias) y el impulso de las obras públicas durante la dictadura de Primo de Rivera.

La Guerra Civil (1936-1939) acabó con esta etapa de crecimiento, a la que siguió una etapa de autarquía, caracterizada por una política intervencionista del Estado. Lo más relevante fue la fundación del INI, que creó empresas públicas en sectores estratégicos.

La consolidación: el Desarrollismo (1959-1975)

A partir de 1959 se produjo el despegue y consolidación de la industria en España. El Plan de Estabilización de 1959 permitió la entrada de bienes de equipo y materias primas. Se llevó a cabo una política de intervencionismo estatal a través de los planes de desarrollo, orientados a la promoción industrial en zonas atrasadas y a la descongestión de las grandes aglomeraciones industriales.

Para la promoción de la industria en las regiones atrasadas surgieron los Polos de Desarrollo, con incentivos para la creación de empresas. Para descongestionar las grandes áreas industriales, se crearon los polígonos de descongestión industrial.

Pese al fracaso de los Planes de Desarrollo, el despegue industrial fue importante. España tenía una industria competitiva por su mano de obra abundante y barata, y la energía era obtenida a bajo precio.

La crisis económica y la reconversión industrial (1975-1985)

A partir de 1975, España sufrió una crisis económica, fundamentalmente industrial, derivada de factores externos (crisis del petróleo, nueva revolución tecnológica) e internos (inestabilidad política, presencia de pequeñas empresas con poco capital).

Las medidas para hacer frente a la crisis se tomaron con retraso. La política de reconversión industrial consistió en reestructurar sectores maduros que habían dejado de ser rentables, mediante expedientes de regulación de empleo. La consecuencia fue una desindustrialización que afectó en gran medida a la Cornisa Cantábrica.

Paralelamente, se adoptó una política de reindustrialización, las ZUR, que no tuvieron el éxito deseado.

La historia reciente (1985 a la actualidad)

Las consecuencias de la crisis y la reconversión fueron la desindustrialización de algunas áreas y la mayor capacidad de atracción de otras, como las áreas rurales y periurbanas.

En las áreas rurales y periurbanas se observa una dispersión de industrias de sectores tradicionales. En las áreas periurbanas se han creado parques empresariales y tecnológicos que albergan sectores de innovación y alta tecnología.

En las ciudades centrales, se asiste a un proceso de terciarización industrial, donde el proceso productivo se deslocaliza en las afueras, mientras que las sedes donde se toman las decisiones siguen estando localizadas en el corazón financiero de las ciudades.

La integración de España en la UE obligó a una segunda reconversión industrial, que ha conducido a una terciarización de la industria. El INI modificó sus funciones, privatizando algunas empresas y desapareciendo otras.

Hoy día, España tiene ante sí el reto de la competitividad en plena era de la globalización, ofreciendo productos de calidad y valor añadido.

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