La Transición Demográfica y el Envejecimiento Poblacional

La Teoría de la Transición Demográfica

La teoría de la transición demográfica es una forma de explicar el cambio poblacional de los últimos doscientos años. Aunque fue formulada sobre la base de la evolución de la población europea, puede aplicarse al análisis de las demás regiones, con algunas limitaciones.

Según esta teoría, la natalidad y la mortalidad varían desde niveles altos a bajos, como consecuencia de los cambios sociales y económicos derivados de la modernización. En este proceso de cambio, se pasaría de un «régimen demográfico tradicional» (con natalidad y mortalidad elevadas) a un «régimen demográfico moderno» (con natalidad y mortalidad bajas), con consecuencias en el ritmo de crecimiento y la estructura de edades de la población.

Etapas de la Transición Demográfica

Según esta explicación, existe un primer momento en el que se produce un marcado descenso de la mortalidad como resultado de las mejoras en la salud de la población. En un segundo momento, se registra una disminución de la natalidad como consecuencia de los cambios en la condición de la mujer (mayor participación en el mercado laboral y la educación) y en la forma de vida que acompañaba a la urbanización.

Puede suceder que, aún dentro de un mismo país, coexistan poblaciones que atraviesan diferentes etapas de la transición, como sucede, por ejemplo, entre áreas urbanas y rurales.

En términos generales, se puede afirmar que:

  • En la primera fase, se encuentran la mayoría de los países africanos y algunos asiáticos que presentan un crecimiento acelerado.
  • En la segunda fase, se ubican la mayoría de los países latinoamericanos y asiáticos, que tienen un crecimiento poblacional moderado.
  • En la última fase, se encuentran todos los países europeos, Japón, EEUU, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, y algunos países latinoamericanos, como Cuba, Chile, Argentina y Uruguay.

Según esta teoría, en la medida que las sociedades van mejorando su nivel de vida, evolucionan hacia una estructura demográfica «envejecida».

Fase de Transición Moderada:

  1. Disminución de la mortalidad
  2. Natalidad elevada
  3. Crecimiento elevado
  • Mayor esperanza de vida.
  • Razón de dependencia alta.

Fase de Transición Plena:

  1. Continúa el descenso de la mortalidad
  2. Disminuye la natalidad
  3. Crecimiento moderado
  • Disminuye la razón de dependencia.

Fase de Transición Avanzada:

  1. Mortalidad baja
  2. Natalidad baja
  3. Crecimiento lento
  • Envejecimiento. Mayor razón de dependencia.

Etapas Alcanzadas en la Transición Demográfica en el 2000

En este apartado se advierte la ubicación de los países en las distintas etapas de la transición demográfica en el año 2000. Todos los países avanzaron en la transición demográfica, pero no todos cumplieron la secuencia del mismo modo. Algunas poblaciones completaron el proceso a un ritmo regular; otras, a un ritmo acelerado, y unas se quedaron en las etapas iniciales.

En líneas generales, ninguno de los países del mundo se encuentra en la primera etapa y la mayoría ha alcanzado la cuarta etapa. África y el sudoeste de Asia constituyen las excepciones.

Los países de África localizados al sur del Sahara se encuentran en la segunda etapa de la transición debido a que continúan las altas tasas de natalidad y han disminuido las de mortalidad. Es el continente con mayor crecimiento demográfico. Comparado con el mapa de 1950 se advierte que la mayoría de los países de América Latina y Asia han llegado a la cuarta etapa con cierta velocidad, pero a través de distintos caminos.

Los países latinoamericanos completan las etapas de disminución de la mortalidad con mayor rapidez que las de la fecundidad. En cambio, los países de Asia completan las etapas de la fecundidad más rápidamente que las de la mortalidad, convirtiendo al continente en un caso excepcional dentro del llamado Tercer Mundo.

Los países industrializados han finalizado en su totalidad todas las etapas de la transición. Incluso algunos países europeos han llegado a una nueva situación, llamada por algunos autores quinta etapa, caracterizada por tasas de crecimiento por debajo del nivel de reemplazo y a una mortalidad más elevada por el envejecimiento de la población.

Un Mundo que Envejece

Las tendencias actuales muestran que, en las próximas décadas, el planeta tendrá una población cada vez más envejecida. La población envejece cuando aumenta el porcentaje de personas de la tercera edad y, a la vez, disminuye el porcentaje de personas adultas. Ese fenómeno es visto como un resultado inevitable del proceso de transición demográfica en el que las tasas de natalidad caen marcadamente, a la vez que la esperanza de vida se prolonga.

La población de personas de más edad aumenta a razón de 2,6% por año, mientras que la población total aumenta un 1,1% anual. Hacia 2050, la población mayor de 60 años superará en número a la población joven, Según las Naciones Unidas, el envejecimiento de la población es irreversible y será muy difícil que vuelvan a existir poblaciones con predominio de jóvenes.

Ante una cantidad creciente de personas pasivas y un número decreciente de personas activas, el principal desafío que deben afrontar los sistemas jubilatorios. Otro desafío es asegurar la cobertura de salud para todos los ancianos que, con frecuencia, no tienen los medios económicos suficientes.

La composición de las familias también se irá modificando con la coexistencia de varias generaciones ya que la esperanza de vida es cada vez mayor y, a la vez, con una tendencia creciente a que los ancianos vivan solos.

Si bien la gran mayoría de las personas de edad viven en países desarrollados, el fenómeno también está afectando a los países pobres. En las regiones ricas, los ancianos representan actualmente más del 20% de la población, y se espera que, para 2050, esa proporción supere el 30%. En cambio, las regiones pobres, solo el 8% de la población tiene 60 o más años, pero se calcula, que en 2050, representará un quinto de la población. En esos países, el proceso se viene dando a un ritmo más rápido que en los países ricos. Además, en los países más desarrollados, el envejecimiento se produjo cuando estos ya tenían un buen nivel de vida. No parece probable que los países pobres dejen de serlo antes de que se produzca el proceso de envejecimiento. Por lo tanto, estos países no solo contarán con menos tiempo para adaptarse a los cambios, sino que no podrán disponer de recursos económicos para hacerle frente. El resultado final será, probablemente, una mayor cantidad de ancianos en condiciones de pobreza.

El Lugar de los Ancianos en la Sociedad

Para el Fondo de las Naciones Unidas para Actividades en Material de Población, las políticas para afrontar el envejecimiento de la sociedad debe tender a:

  1. Integrar a las personas mayores en todos los órdenes de la vida de la comunidad
  2. No considerarlas como un grupo necesitado y dependiente, sino estimular una ancianidad activa con participación en la toma de decisiones de los temas que la involucran
  3. Tomar en cuenta sus distintos intereses, esperanzas y temores, y no considerar a los ancianos como un grupo homogéneo
  4. Reconocer las contribuciones que ellos hacen a sus familias, comunidades y sociedades.

El Futuro de la Población

La población mundial ha estado creciendo a un ritmo vertiginoso. A pesar de la pobreza extrema que se vive en muchas partes del mundo, el tiempo de vida se fue alargando en casi todos los países. Sin embargo, aunque el crecimiento sigue siendo alto, desde los años ochenta la caída de las tasas de natalidad y mortalidad en casi todo el mundo produjo una desaceleración en las tasas de crecimiento, y se espera que continúen cayendo durante las próximas décadas.

Las tasas de fecundidad fueron descendiendo con el transcurso del tiempo. En la actualidad, las mujeres tienen un promedio 2,56 hijos, la mitad de los que tenían en 1950, cuando el promedio era de 4,92 hijos por mujer. En muchos países, incluso, la cantidad hijos por mujer ha caído por debajo de 2,1, que es el nivel de reemplazo generacional.

De todas formas, el incremento poblacional en números absolutos aún se mantendrá alto durante varias décadas, ya que la gran cantidad de personas nacidas en los períodos de mayor natalidad se hallan en edad reproductiva. El incremento actual se aproxima a los 80 millones de personas por año y, según las proyecciones, no experimentará mayores modificaciones hasta el año 2015.

Hace cuarenta años, la explosión demográfica amenazaba a la humanidad con una superpoblación acompañada de una escasez generalizada de recursos, en un medio ambiente altamente deteriorado. En la actualidad, encontramos que:

  1. La población ha aumentado casi tres mil millones
  2. Los problemas de pobreza no se han solucionado
  3. Cientos de millones de personas no cubren sus necesidades mínimas
  4. La relación entre población y recursos ya no es la principal preocupación.

En la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de 1994, no se discutió sobre cómo detener el crecimiento, sino acerca de cómo mejorar las condiciones de vida de la gran masa de personas excluidas y fomentar la planificación familiar, a través de la educación y la protección de la salud reproductiva. El mejoramiento de los niveles de vida traerá aparejado un crecimiento más lento, acompañado por una mayor duración de la vida y un aumento de la proporción de adultos y ancianos.

¿Puede Manejarse el Volumen Poblacional?

Cuando se quiere influir sobre el tamaño de la población el gobierno puede tomar medidas, tanto explícitas como implícitas. El conjunto de estas medidas es lo que se conoce como políticas de población.

Históricamente, las políticas para fomentar la natalidad han sido impulsadas por gobiernos autoritarios, que asociaban la idea de poder con la existencia de una población muy numerosa. Para lograrlo, los métodos más comunes eran limitar el uso de métodos anticonceptivos y promover los nacimientos con incentivos económicos para las familias a través de la propaganda. Las políticas impulsadas en Europa durante el nazismo y el fascismo constituyen algunos ejemplos de fomento de natalidad.

En contraposición, durante las décadas de 1960 y 1970, en los países más pobres de Asia que experimentaban un fuerte crecimiento demográfico, se pusieron en práctica políticas que intentaban limitar en forma compulsiva la natalidad. La resistencia que generaron estas políticas fue en contra de los resultados esperados.

Desde organismos internacionales, como el Fondo de las Naciones Unidas para Actividades en Materia de la Población (FNUAP), también impulsan políticas, pero orientadas a fomentar la planificación familiar. Tanto la Conferencia Mundial de Población realizada en 1974 en Bucarest, Rumania, como la de 1994 en El Cairo, Egipto, concluyeron en la necesidad de reconocer el derecho de las personas a decidir «libre y responsablemente el número y espaciamiento de sus hijos, y disponer de la información, la educación y los medios para hacerlo». Además, en sus conclusiones, instaron a los gobiernos a facilitar los medios necesarios para asegurar los derechos relativos a la salud reproductiva.

China y la Política del Hijo Único

China es el país más poblado del mundo. En 1979, ante el sostenido crecimiento demográfico que experimentaba el país, el gobierno chino puso en práctica una política de control de la natalidad, bajo el lema «Una familia, un niño». Esta política obligaba a las parejas a tener un solo hijo y sancionaba con multas a aquellas que no cumplían con la norma.

Hacia 1970, China tenía un promedio de 5 nacimientos por mujer y en 2008 ese promedio había bajado a 1,8. Esos datos muestran que la moderación del ritmo de crecimiento poblacional fue exitosa. Sin embargo, también están surgiendo otros problemas, como el inminente proceso de envejecimiento poblacional y la creación de nuevas situaciones en las estructuras familiares: ya existen varias generaciones de chinos que no tienen hermanos y que, por lo tanto, tampoco tíos ni primos.

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