1.- Introducción
Las estructuras demográficas hacen referencia a la composición de la población. Se suelen distinguir las estructuras biológicas, es decir, la distribución de la población según su edad y su sexo, y las estructuras socioeconómicas, esto es, según la población sea activa o no, esté parada o empleada y según el sector económico en el que trabaje. El conocimiento de la estructura demográfica de una población (envejecimiento, población activa, categoría socioprofesional de sus habitantes, etc.) es fundamental para la organización del territorio.
2.- La Estructura Biológica
La estructura biológica de la población española se caracteriza por dos fenómenos: feminización y envejecimiento de la población, que, en parte, se han visto paliados por el peso creciente de los inmigrantes, personas mayoritariamente jóvenes y de sexo masculino. La forma más habitual de representar gráficamente la estructura biológica es en forma de pirámides de población.
a) La intensa transformación en la estructura por sexo y edad.
Sexo: mayor presencia femenina en la estructura demográfica española.
La principal característica de la estructura por sexos de la población española es la existencia de un mayor número de mujeres que de hombres. En España la sex ratio es de 98 varones por cada cien mujeres. Este predominio de las mujeres sobre los varones tiene que ver con la mayor esperanza de vida de la mujer. Nacen más niños que niñas (106 niños por cada 100 niñas), pero debido a la sobremortalidad masculina (ya desde el momento del nacimiento) la sex ratio se va modificando con el aumento de edad, alcanzándose el equilibrio entre sexos en torno a los 50 años. A partir de entonces aumenta la presencia femenina, hasta llegar a una proporción de más de dos mujeres de 85 años por cada varón de la misma edad. En la última década ha crecido un poco más la población masculina que la femenina, debido a los aportes de la inmigración (con mayor presencia de varones), lo que hace que, en su conjunto, la población masculina en España se acerque a la femenina.
Edad: el progresivo envejecimiento de la población española.
La estructura por edades de la población española pone de manifiesto el pronunciado y progresivo descenso de la población joven (0-14 años) paralelo al aumento de la población vieja (65 años y más), y la gran importancia cuantitativa de las generaciones adultas (15-64 años), en especial las nacidas entre 1955 y 1975 (baby boom). Como resultado de ello, España presenta en la actualidad una estructura por edades envejecida, con una tasa de envejecimiento cercana al 17% y un índice de envejecimiento por encima de 1,15 (que evidencia un enorme y creciente peso de la población vieja con respecto a la población joven).
- Hasta finales del siglo XIX se puede afirmar que la estructura demográfica española era claramente joven: los ancianos no alcanzaban el 5% de la población total y los menores de 15 años se acercaban al 35%. Desde principios del siglo XX, y hasta los años 70, las estructuras demográficas muestran un proceso de envejecimiento progresivo que se manifiesta en una proporción cada vez mayor de los adultos y en menor medida en un aumento también de la población vieja; el grupo joven va disminuyendo su proporción, salvo en los años sesenta –baby boom-. Como consecuencia, el índice de envejecimiento aumenta, pero sin presentar aún el porcentaje propio de una estructura envejecida (la población vieja no rebasa el 10% de la población).
- A partir de 1980, España posee ya una estructura demográfica claramente envejecida. Así, en el año 2000 la población vieja supera a la población joven, por lo que el índice de envejecimiento es superior a 1 –es decir, existe ya más población anciana que población joven–. Los porcentajes de población adulta (cerca del 70% de la población total) son los mayores de toda la historia de España. Las causas demográficas de este envejecimiento de la población española radican en el bajo índice de fecundidad y en el aumento de la esperanza de vida (que se sitúa en torno a los ochenta años). Aún así, en la última década el aumento de la fecundidad y los aportes de la inmigración comienzan a tener consecuencias positivas en este campo, produciendo un ligero rejuvenecimiento de la población.
b) Problemas relacionados con el envejecimiento de la población.
El progresivo envejecimiento demográfico tiene importantes repercusiones demográficas, sociales y económicas.
Demográficas:
La potencialidad de fertilidad actual irá disminuyendo, al incorporarse a la edad de procrear generaciones cada vez menos numerosas, lo que unido al aumento de la tasa de mortalidad por el envejecimiento, ocasionará un crecimiento vegetativo negativo de la población española. Ahora bien, el crecimiento natural no depende sólo del potencial de fecundidad, sino de decisiones personales acerca del número de hijos deseados. Ello explica que a finales de los años noventa, cuando mayor era en España la proporción de población femenina en edad fértil (las generaciones del baby boom), y por tanto con una fecundidad potencial enorme, y sin embargo se dieron las tasas de natalidad más bajas de toda la historia de España. Por otro lado, la inmigración de población adulta joven, con una mentalidad más natalista, puede compensar los posibles déficit nacionales.
Económicas:
La estructura demográfica actual supondrá un incremento de la tasa de dependencia. De mantenerse las actuales tendencias demográficas, cada año llegarán a la edad de trabajar menos personas de las que se jubilan, con lo cual aumentará la tasa de dependencia de los ancianos respecto de los activos y, por tanto, crecerá el gasto de las pensiones, del sistema sanitario (estancias hospitalarias, medicinas) y de los servicios sociales. El problema, pues, no es tanto demográfico como, sobre todo, económico.
Sociales:
Uno de los problemas más acuciantes es la soledad y aislamiento de los ancianos. Cada vez hay más personas de edad elevada viviendo solas y en malas condiciones, lo que hace imprescindible la ampliación de los programas de asistencia a domicilio, la puesta en marcha de residencias a precios asequibles, apertura de centros de día, etc.
c) Diferencias espaciales en cuanto al grado de transformación de las estructuras.
El envejecimiento de la población no es homogéneo en todo el territorio nacional. La población anciana es mayor en las zonas rurales que en las urbanas. Pueden establecerse diferencias en el grado de envejecimiento según el tamaño de los municipios. También se observan diferencias a escala regional. Las estructuras biológicas españolas, aunque son envejecidas ya en todas las comunidades autónomas, no lo son en el mismo grado en todas ellas. Existe, en general, una clara diferencia entre las regiones del Noroeste (más envejecidas) y las del sur y mediterráneas (más jóvenes).
El envejecimiento es más acusado en las zonas del interior de la mitad norte, y en especial del Noroeste. Las zonas que presentan una estructura demográfica más envejecida son Asturias, Castilla y León, La Rioja, Aragón y la Galicia interior. Las zonas con una estructura de población más joven corresponden a las comunidades con mayores niveles de fecundidad (Canarias, Murcia, Andalucía) o a zonas receptoras de inmigrantes que han rejuvenecido la población (Madrid, Barcelona, País Vasco, Valladolid, Zaragoza, Galicia costera). – Estos acusados contrastes regionales tienen gran trascendencia para la demografía y la economía de las distintas comunidades españolas. La situación es mucho mejor en las Comunidades con población menos envejecida que además disponen de una estructura económica más sólida. Las comunidades que presentan un mayor porcentaje de población joven (las del sur) se encuentran con una mayor presión sobre el mercado laboral.
d) El ejemplo de Castilla y León.
En muchas de las cuestiones planteadas, Castilla y León puede servir de ejemplo sobre el futuro inmediato que aguarda al conjunto de la población española, puesto que nuestra región se puede considerar como una de las más envejecidas demográficamente. A esta distribución por edades se añade una elevada tasa de masculinidad durante la edad fértil (107%). El resultado es un crecimiento vegetativo negativo. Esta estructura biológica tan envejecida tiene como consecuencia que esta comunidad tenga una de las tasas de población activa más reducidas de España y que sea una de las regiones españolas con mayor tasa de dependencia. Estas características demográficas apenas son paliadas por la inmigración, que, con su mayor potencial natalista, compensa levemente el crecimiento vegetativo negativo. No obstante, el problema no es tanto demográfico como económico. Hoy, una parte de los jóvenes, precisamente los más formados, se ven obligados a emigrar fuera de la comunidad por falta de trabajos acordes con su preparación. La demografía en Castilla y León, como en el resto de España, está condicionada por la evolución económica.
3.- Estructuras Socio-Económicas.
a) Población activa, empleo y paro en España.
En los momentos actuales se pueden señalar dos rasgos significativos en relación con la población activa. Uno es el crecimiento de la población activa desde los años 70, sobre todo en términos absolutos. El otro es el considerable y acelerado incremento que las cifras del paro están viviendo en la actualidad.
Crecimiento de la población activa, sobre todo femenina
Se entiende por población activa aquella que está en edad (igual o más de 16 años) y en disposición de trabajar. La población activa se subdivide en población ocupada (la que tiene un empleo retribuido) y población parada (la que no trabaja, aunque desearía hacerlo – busca empleo y no lo encuentra–). La población inactiva es la que no tiene, ni busca trabajo remunerado. Incluye a los jubilados, los estudiantes, las amas de casa, los incapacitados, rentistas, retirados… Esta situación ha vivido un importante cambio en los últimos años. La tasa de actividad masculina, que había ido descendiendo en España a lo largo del siglo XX –con la emigración exterior, la prolongación de la escolaridad obligatoria y la generalización de la jubilación pagada y su adelantamiento a edades más tempranas–, se incrementa desde los años noventa con el cambio de ciclo económico y la llegada de importantes contingentes de inmigrantes. Pero el rasgo más destacado es el crecimiento de la tasa de actividad femenina, por numerosos factores: la creciente terciarización de la economía (que facilita el empleo femenino), la buena marcha de la economía en los últimos años, los cambios ideológicos de la sociedad española y los cambios en los hábitos de fecundidad.
- Hasta 1975, la tasa de paro en España era muy baja, debido a la emigración a Europa y a la débil incorporación de la mujer al mercado laboral
- Esta tasa se dispara desde la segunda mitad de los setenta, debido a la disminución de los puestos de trabajo durante la crisis económica y posterior reconversión industrial de los años setenta y ochenta y al aumento del número de «activos» con la llegada a edad laboral de la generación del baby boom y el incremento de la presencia de la mujer en el mundo laboral.
- La fase de recuperación económica posterior (1986-1990) hace disminuir el paro, pero no de forma substancial.
- El paro vuelve a repuntar con la recesión económica reiniciada en 1991, elevándose de nuevo las cifras de paro a cotas más altas.
- A partir de 1995, la conjunción de desarrollo económico y descenso de la población que accede por primera vez al mercado laboral.
- Desde mediados del 2007, se produce un gran deterioro del mercado laboral, como consecuencia de la crisis económica, que coloca a España al frente de la UE.
La economía española presenta una estructura productiva especializada en producciones que utilizan mucha mano de obra (construcción y servicios de bajo nivel), lo que explica en buena parte tanto la creación de empleo en la época de bonanza económica como la caída tan rápida e intensa del empleo durante la crisis.
El paro experimenta variaciones importantes en función de aspectos como la edad (el paro afecta más a los jóvenes), el sexo (la tasa de paro es mayor entre las mujeres que entre los hombres), el nivel de instrucción (más paro cuanto menor cualificación) o la época del año (paro estacional, que aumenta en invierno, con la menor demanda del sector turístico). Sin embargo, la crisis económica está modificando algunas de estas características el desempleo español y ha provocado que por primera vez en la historia haya más hombres en paro que mujeres (crisis inmobiliaria).
b) Distribución sectorial de la población activa española: características
-La composición de la población activa española por sectores económicos española presenta características similares a las de nuestro entorno europeo (terciarización), aunque se haya incorporado a ellas con cierto retraso.
- El sector primario ocupa una parte ínfima de la población activa, por debajo del 5% de la población, en un umbral que se acerca ya mucho a los países europeos más avanzados.
- El sector terciario emplea a dos tercios de la población activa.
- El sector secundario se reduce ya a la mitad del terciario. Estamos, pues, en una sociedad que no sólo ha dejado de ser agraria o rural, sino que, dentro de ella, se ha impuesto ampliamente el sector servicios frente al sector industrial.
Esta situación es el resultado de una evolución de la actividad económica que se ha mostrado rezagada frente a la mayoría de los países de Europa Occidental.
- Hasta los años 50 la sociedad española todavía se podía considerar como rural, pues en torno a la mitad de la población activa vivía de actividades relacionadas con el sector primario. Desde finales de la década de los años cincuenta, España culmina con rapidez un proceso de industrialización y en los años setenta la sociedad española ya es mayoritariamente urbana, es decir, trabajaba ya mayoritariamente en
- Desde mediados de los años setenta se asiste, dentro del proceso de crisis económica que acompaña a la llamada tercera revolución industrial, la de base informacional, a un proceso de progresión acelerada de la actividad terciaria y a un declive rápido de la actividad primaria, sobre todo agraria, manteniendo el sector industrial un peso todavía importante en términos ocupacionales, pero en descenso lento, aunque su trascendencia económica siga siendo notable, tanto en términos absolutos como relativos.
Este proceso de cambio no ha seguido el mismo ritmo espacial en su evolución. La composición sectorial de la población activa española, aun siendo mayoritariamente terciaria, presenta algunas diferencias territoriales según sectores económicos.
- La actividad terciaria domina en toda España, y pocas regiones destacan de forma significativa por encima de la media nacional en este sector: las islas (turismo); Madrid (por su papel económico y político) y Ceuta y Melilla (por su carácter de plazas militares).
- Las zonas con un porcentaje de población activa primaria superior a la media española están situadas en la mitad sur peninsular (Andalucía, Murcia, Extremadura, Castilla la Mancha) y se prolonga hacia el Norte por Castilla-León, Galicia, y La Rioja.
- La población activa industrial tiene una presencia proporcional mayor que la media nacional en el cuadrante nordeste (Cataluña, País Vasco, Navarra, Aragón y La Rioja), con ramificaciones hacia la Comunidad Valenciana.