Hidrografía de España: Ríos y Cuencas Hidrográficas

Características

El primer rasgo que se destaca en el trazado de las cuencas fluviales peninsulares es la gran disimetría entre la vertiente atlántica y la mediterránea. En efecto, los ríos que vierten al Atlántico drenan más de dos terceras partes de la Península, mientras que los que lo hacen al Mediterráneo drenan tan sólo una tercera parte del territorio peninsular. La causa de esta disimetría hay que buscarla en la evolución geológica de la Península ya que, a consecuencia del plegamiento alpino, todo el gran bloque de la Meseta fue basculado hacia el oeste. En consecuencia, a partir del Sistema Ibérico las aguas se deslizan hacia el Atlántico, siguiendo el plano inclinado de la Meseta.

Las de la Submeseta Norte constituyen la cuenca del Duero, mientras las de la Submeseta Sur se reparten, a causa del relieve de los Montes de Toledo, entre las cuencas del Tajo y del Guadiana. Las características de los restantes bordes montañosos de la Meseta condicionan también los rasgos de las cuencas de los ríos.

Así, el elevado reborde cantábrico, da lugar a cursos de corta longitud, que tienen que salvar en recorridos no superiores al centenar de kilómetros desniveles a veces de más de 2.000 m. Además, estas montañas, bien alimentadas por las abundantes y regulares precipitaciones propias del clima oceánico, originan ríos caudalosos y de gran fuerza erosiva a causa de su pendiente.

Otro rasgo: la alineación de las dos grandes cordilleras alpinas: Pirineos y Cordilleras Béticas, y sus respectivas depresiones. El Pirineo, orientado de este a oeste, junto a la Cordillera Ibérica, deja entre ambos sistemas montañosos, distintamente orientados, el triángulo que constituye la Depresión del Ebro, orientado hacia el Mediterráneo; por eso dicho río es el único gran río español que no vierte al Atlántico. En el fondo de esta depresión se reúnen, procedentes de las montañas de los Pirineos, las aguas de los afluentes pirenaicos y, por el lado sur, las procedentes del Sistema Ibérico.

Así se explica que el Ebro sea el río más caudaloso de España. Una disposición parecida conforma por el sur, entre Sierra Morena y las Cordilleras Béticas, otro gran triángulo deprimido, surcado por el río Guadalquivir y abierto hacia el Atlántico. Por el lado de Sierra Morena recibe los aportes de ríos cortos y poco caudalosos, mientras por el sur recibe las aguas de las cordilleras Béticas pero con aportaciones de aguas inferiores a los de los afluentes pirenaicos del Ebro. Por otra parte, la proximidad de las montañas a la costa mediterránea permite que los ríos de la vertiente mediterránea, salvo el Ebro, sean cortos y torrenciales, con terribles crecidas y estiajes acusados.

Distribución geográfica

1. Cuenca Norte

Incluye los ríos que desembocan en el mar Cantábrico. Son cortos, tienen abundante caudal absoluto y relativo y son muy regulares. Nacen en la cordillera Cantábrica, por lo que salvan, en su corto recorrido, un fuerte desnivel que le dan una gran fuerza erosiva. Son de régimen pluvial-oceánico. Destacan, de oeste a este, el Eo, el Navia, el complejo del Narcea-Nalón, el Sella, El Nervión y el Bidasoa.

2 Cuenca del Miño

Es el río gallego por excelencia. Nace en Fuentemiña (Lugo), pasa por Lugo, Ourense y Pontevedra, desembocando en Tuy, sirviendo de frontera con Portugal. Su principal afluente es el Sil. Su caudal relativo es de los más elevados de España (cociente entre caudal absoluto y la superficie de la cuenca).

3. Cuenca del Duero

Es el río de la Submeseta Norte. Su cuenca hidrográfica es la más extensa de España. Nace en los Picos de Urbión (Sistema Ibérico) y desemboca en Oporto (Portugal). Discurre paralelo entre las Cordillera Cantábrica y el Sistema Central, donde nacen sus principales afluentes: por la margen derecha, el Pisuerga y el Esla, por la margen izquierda el Adaja, río de Ávila, el Eresma, río de Segovia y el Tormes, río de Salamanca. Su curso es tranquilo hasta llegar a los Arribes, donde se encaja en las rocas, formando el mayor desfiladero de la Península Ibérica. Este tramo ha sido aprovechado para la construcción de grandes embalses.

4. Cuenca del Tajo

Es el río más largo de la Península Ibérica (más de 1.200 km de recorrido). Nace en la Sierra de Albarracín (Sistema Ibérico) y discurre paralelo entre el Sistema Central y los Montes de Toledo. Desemboca en Lisboa, formando un amplio estuario. Sus afluentes más importantes se encuentran por la margen derecha son el Alagón, Tiétar, Alberche, Jarama, Henares y Tajuña. Por la margen izquierda destacan el Almonte y el Salor.

5. Cuenca del Guadiana

Tradicionalmente, nacía en las lagunas de Ruidera, hoy día, su cabecera se sitúa aguas abajo. Es el menos caudaloso de los grandes ríos peninsulares. Desemboca en Ayamonte (Huelva), tras formar frontera con Portugal. Sus afluentes más importantes son, por la margen derecha, el Cigüela y el Záncara; y por la margen izquierda el Jabalón, Matachel y Zújar. En la Mancha, la escasa pendiente permite la formación de humedales como las lagunas de Ruidera y las Tablas de Daimiel.

6. Cuenca del Guadalquivir

Nace en la Sierra de Cazorla (Jaén). Desemboca en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), en un terreno de marismas, zona pantanosa en la que debido a la baja altitud, en torno al nivel del mar, permite la penetración del agua salada del océano en la pleamar o marea alta que se mezcla con el agua dulce del río Guadalquivir. En tiempos romanos era un lago (Licustinus). Las marismas del Guadalquivir tienen un alto valor ecológico, asentándose en él el mayor parque natural de Europa: Parque Nacional de Doñana. Atraviesa la depresión tectónica del Guadalquivir o Bética. Sus afluentes por la margen derecha son el Guadalimar, Jándula, Guadiato, Viar y el Rivera de Huelva; por la margen izquierda, el Guadiana Menor y el Genil, que es el afluente más importante, tanto en longitud como en aporte de caudal, al nacer en Sierra Nevada.

Es el único con puerto fluvial de España (en Sevilla), siendo navegable desde Sevilla.

7. Cuenca del Sur

Son ríos cortos, por nacer cerca de las cordilleras Béticas, y de régimen irregular, por atravesar un clima mediterráneo con precipitaciones escasas e irregulares. Sus ríos son de régimen pluvial subtropical (acusados estiajes). También son frecuentes los arroyos y ramblas, que solo llevan agua cuando llueve torrencialmente, produciendo avenidas catastróficas, asociadas a fenómenos de gota fría, sobre todo, si atraviesan núcleos de población. En verano, por el contrario, presentan acusados estiajes. Como consecuencia de la escasez de recursos hídricos, se hace necesario construir embalses que abastecen de agua a una agricultura pujante, como la del Poniente almeriense, a actividades industriales y para el turismo. El río más importante es el Guadalhorce.

8. Cuencas de Segura, Júcar y Turia

Son ríos de moderada longitud pero de caudal reducido como los ríos mediterráneos. Su régimen es pluvial-levantino, con crecidas importantes en otoño por efecto de las precipitaciones intensas de la depresión del golfo de Génova y de los fenómenos de gota fría. Tienen gran importancia a efectos agrícolas. El primero, el Segura, riega la huerta murciana; los otros dos, el Júcar y el Turia, la huerta valenciana.

9. Cuenca del Ebro

Nace en Fontibre (en la cordillera Cantábrica). Tiene carácter excepcional, primero por ser el único gran río peninsular que desemboca en el mar Mediterráneo, por el carácter disimétrico de la divisoria de aguas que discurre por el Sistema Ibérico y los Sistemas Béticos. También tiene carácter excepcional pues, a pesar de que discurre por tierras de clima mediterráneo continentalizado, es de los ríos más caudalosos de España. Atraviesa una depresión que, a diferencia de la Bética o del Guadalquivir,

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