Las diferencias territoriales en el crecimiento natural
La tasa de crecimiento natural para el conjunto de España actualmente es muy baja, lo que implica que la población se mantendría estable si no se produjeran migraciones exteriores. Pero esto depende de las diferencias espaciales:
- Los pequeños municipios rurales, sobre todo en la mitad norte, tienen una población muy envejecida por efecto de la emigración y presentan un crecimiento natural negativo, ya que la mortalidad es elevada y la natalidad muy baja.
- Los municipios rurales de mayor tamaño, predominantemente en la mitad sur, presentan una dinámica natural ligeramente positiva, ya que han sido capaces de retener una mayor cantidad de población joven.
- Los municipios urbanos y turísticos tienen dinámicas positivas, ya que cuentan con una población más joven, debido a los recientes procesos de inmigración.
- Los crecimientos más altos se dan en los municipios que rodean a las grandes ciudades, en los que se asienta población muy joven, por lo que el número de nacimientos es alto en relación con la población total.
La transición demográfica en España
En todos los países desarrollados se ha producido una transición demográfica, desde una primera fase de natalidad y mortalidad elevadas, hasta una fase final en la que ambas son bajas. En el estudio de la transición demográfica se pueden distinguir cuatro fases:
1. Régimen demográfico antiguo
En la etapa preindustrial, las tasas de natalidad y mortalidad eran muy altas, por lo que el crecimiento natural de la población era escaso. Este régimen demográfico mantenía una fecundidad muy elevada. La falta de buenas condiciones higiénicas y sanitarias causaba, además, bruscos episodios de mortalidad, asociados a epidemias o malas cosechas.
2. Inicio de la transición
Desde finales del siglo XIX se produce en España una bajada brusca en la tasa de mortalidad, como consecuencia de la modernización económica del país y de los consiguientes avances en las condiciones de vida de la población. La natalidad también comenzó a descender en paralelo al desarrollo urbano. Hasta los años 60 la natalidad y la mortalidad cayeron de forma constante. Durante todo este periodo, el crecimiento natural de la población fue elevado, ya que la caída de la mortalidad fue algo anterior a la de la natalidad.
3. Final de la transición
En el tercio final del siglo XX, la mortalidad se mantenía muy baja y estable, pero la natalidad continuó en descenso, lo que supuso una constante reducción del crecimiento natural. La progresiva incorporación de la mujer al mundo laboral, la generalización de la vida urbana… fueron los responsables de esta baja natalidad.
4. Nuevo régimen demográfico
A lo largo de los primeros años del siglo XXI, las tasas de natalidad y mortalidad permanecen muy bajas, por lo que el crecimiento natural es prácticamente nulo. La llegada de población joven inmigrante está ayudando a recuperar ligeramente la natalidad en los últimos años, a lo que también trata de contribuir el Estado mediante la aplicación de ciertas medidas para incrementar el número de nacimientos.