Localización y rasgos generales
El sistema Ibérico es un conjunto de sierras de la Península Ibérica situado entre las cuencas del río Duero y del río Ebro, y entre la depresión del Tajo y la costa valenciana.
Es una cordillera de altitud media con forma triangular que se extiende a lo largo de 400 km. Su configuración discontinua permite la existencia de pasos que comunican la Meseta con la Depresión del Ebro.
Forma la principal divisoria de aguas de la península, alimentando tanto a los ríos de la vertiente atlántica (Duero y Tajo), como a los de la mediterránea (Ebro, Turia, Júcar o Cabriel).
En ellos nacen ríos como el Duero, el Tajo, el Turia, el Júcar o el Cabriel. Este sistema separa la Meseta central de la Depresión del Ebro, caracterizando los climas de ambas regiones.
Relieve: Orogenia, evolución y roquedo
Se formó en la era terciaria (orogénesis alpina) al plegarse los materiales depositados en el mar en la zona oriental de la Meseta durante la era secundaria (mesozoico).
Conserva restos paleozoicos al norte de la cordillera que, fracturados durante la orogenia alpina, dieron lugar a la formación de horst, como la Sierra de la Demanda (2.033m) y el Moncayo. Sin embargo, los materiales predominantes en el Sistema Ibérico proceden de la sedimentación marina producida durante la Era Secundaria (rocas calizas), cuando actuó de borde costero del macizo central. Esta acumulación sedimentaria se plegó con la orogenia alpina de la Era Terciaria (con posterioridad a los Pirineos) y generó, en algunos sectores, una sucesión de anticlinales y sinclinales erosionados posteriormente por distintos agentes.
Por esto, sus materiales son principalmente calizos aunque hay algunos sectores de roquedo paleozoico (zócalo de la meseta) y roquedo arcilloso (fosas internas). La materiales han permitido el desarrollo de modelados cársticos singulares, como la Ciudad Encantada de Cuenca.
En las cumbres más elevadas, situadas al norte, la acción glaciar también dejó su huella en el Cuaternario, tal como hoy puede verse en los Picos de Urbión en forma de circos glaciares, o en la Laguna Negra de Soria.
El Sistema Ibérico se divide en dos zonas. Al norte se extiende en sentido NO-SE y presenta los materiales más antiguos (allí el mar apenas llegó), allí se encuentran las principales alturas: Sierra de la Demanda (2.235m), Picos de Urbión (2.235m) y Moncayo (2.313 m). Entre ellas hay mesetas y depresiones.
Al sur del Moncayo, a partir de la fosa tectónica de Calatayud-Teruel (valle del Jiloca), se bifurca en dos ramas; la castellana (Sierra de Albarracín y Serranía de Cuenca) y la aragonesa (sierras del Maestrazgo y Jabalambre).
Clima (relación con el relieve)
El clima característico es el de montaña puesto que sus picos superan los 1000m de altitud, esto hace que a medida que incrementa la altura las precipitaciones aumentan y las temperaturas disminuyen. Como algunas de sus montañas están incluidas en el área mediterránea sufren una notable reducción de precipitaciones en verano, que pueden dar lugar a uno o dos meses secos. Su temperatura estival es alta (superando los 22ºC).
Aparte de este clima, nos encontramos también con el clima mediterráneo continentalizado en las zonas bajas (Soria). Este clima tiene precipitaciones escasas o moderadas (800/300mm) y temperaturas con alta amplitud térmica (+16ºC). Sus veranos son caluros y sus inviernos fríos.
Hidrología
El Sistema Ibérico divide las aguas del Mediterráneo y las aguas del Atlántico, por lo que pertenece a dos vertientes; la atlántica y la mediterránea.
La vertiente atlántica consta de ríos largos, cuya fuerza erosiva es escasa, dado que discurren por llanuras en las que apenas se hunden, pero forman barrancos en los desniveles. Su caudal es abundante, porque tienen numerosos afluentes, pero su régimen es irregular. Presentan estiaje en verano y crecidas con las lluvias de otoño y primavera.
La vertiente mediterránea, excepto el Ebro, tiene ríos cortos, puesto que nacen en montañas próximas al mar. Por este motivo, son ríos abarrancados que erosionan violentamente las laderas deforestadas. Su caudal es escaso, debido a las reducidas precipitaciones y su régimen es muy irregular. Presentan escaso estiaje en verano y pueden sufrir crecidas catastróficas en otoño originadas por las lluvias torrenciales.
Los ríos más destacados son: el Mijares, el Júcar, el Duero, el Tajo y el Guadiana.
Paisaje vegetal
Al ser principalmente un clima de montaña, la vegetación se dispone en pisos, en función de la altura y la orientación (barlovento/sotavento) y (solana, sur, y umbría, norte).
En el piso basal se extienden los bosques (hasta 1700m) y van variando la especie a medida que aumenta la altura: hasta los 1000m, en la cara norte hay una combinación de quejigo y melojo; no son muy altos y mantienen sus hojas secas hasta el nacimiento del nuevo brote. Hasta los 1700m se dan las hayas, las cuales toleran muy bien el frío, pero mal el calor. Requieren gran humedad y prefieren los suelos calcáreos.
Y en la cara sur, hasta los 700m, domina la encina, el árbol más característico y extendido del clima mediterráneo. Es resistente a la sequía y se adapta a todo tipo de suelos; y en los siguientes 300m, se encuentra el pino negro, árbol no muy alto y de follaje denso y oscuro, que se adapta perfectamente a temperaturas frías. Hasta los 1500m domina el melojo, y en el resto las hayas.
El matorral y los prados se imponen por encima de los 1700 metros de altitud tanto en la parte sur como en la norte, donde el frío impide el crecimiento de los árboles.