Albufera
Laguna de aguas someras y salobres formada por una barra arenosa en una costa baja.
Anticlinal
Pliegue de forma convexa cuyo núcleo está constituido por materiales antiguos.
Badlands
Relieve muy erosionado y accidentado de zonas áridas arcillosas.
Barranco volcánico
Valle labrado por el encajamiento de los cursos de agua en el terreno volcánico.
Berrocal o Pedriza
Paisaje formado por la acumulación caótica de bloques de roca granítica de silueta redondeada, también llamado canchal.
Caldera
Depresión grande en terreno volcánico, de forma circular o elíptica.
Campiña
Llanura baja, modelada por un curso fluvial y formada por materiales sedimentarios, sobre todo arcillosos.
Cañón, garganta u hoz
Valle estrecho de flancos verticales y profundos labrado por un río y predominante en zonas de roca caliza.
Cárcava
Pequeño barranco profundo originado por la erosión fluvial, pero que no está ocupado permanentemente por un curso de agua.
Cerro testigo u otero
Forma del relieve residual que ha quedado aislada por la erosión fluvial.
Circo glaciar
Cubeta semicircular originada por la erosión glaciar y limitada por escarpes y agujas rocosos.
Colada
Manto de lava que se desplaza, hasta que se solidifica, por la ladera de un volcán tras una erupción.
Cono volcánico
Montaña volcánica formada por el levantamiento de un volcán.
Cordillera de plegamiento
Formado por materiales plegados que la componen.
Cordón litoral
Banco de arena formado junto a la costa. Puede separar una albufera de mar o dar lugar a lagunas.
Cuenca sedimentaria
Depresión de morfología relativamente llana formada en la era terciaria tras el hundimiento de un bloque de zócalo.
Dolina o torca
Depresión kárstica cerrada de planta circular.
Duna
Colina de arena modelada por el viento en playas y desiertos, generalmente capaz de moverse lentamente.
Endorreismo
Afluencia de las aguas corrientes superficiales de un territorio hacia el interior de este o hacia lagos y zonas pantanosas, sin desagüe al mar.
Erosión diferencial
Mayor o menor velocidad de erosión en una zona que en otra como resultado de diferencia de los elementos erosivos internos.
Estuario
Parte inferior de un valle fluvial que ha sido invadido por el mar en su desembocadura.
Falla
Grieta de origen tectónico que afecta a una extensión amplia de terreno.
Fosa tectónica o graben
Zona de la corteza terrestre hundida entre dos o más fallas paralelas.
Geomorfología
Ciencia geográfica que se ocupa del estudio del relieve.
Glaciarismo
Conjunto de fenómenos relacionados con los glaciares o masas de hielo en movimiento.
Golfo
Gran extensión de mar que se adentra en la tierra entre dos cabos y es de mayor tamaño que una bahía.
Horst
Bloque levantado.
Ibón
Lago de origen glaciar.
Isla Baja
Terreno ganado al mar en una isla tras sucesivas erupciones volcánicas.
Lapiaz o lenar
Red de surcos o acanaladuras formados por la disolución del agua de arroyada en la superficie del roquedo calizo.
Macizo antiguo
Sector del zócalo de litología Paleozoica afectado por la orogenia alpina.
Macizo hespérico o herciniano
Zócalo que ocupa gran parte del centro y oeste peninsular y que es el esqueleto en torno al cual se ha estructurado el relieve de la península.
Marismas
Zona baja y pantanosa inundada por las aguas del mar o de un río en su desembocadura.
Modelado cárstico
Paisaje y relieve creado por la disolución de la roca caliza.
Monte isla
Relieve residual en una zona llana de origen silíceo.
Orogenia
Conjunto de fuerzas y presiones sobre la corteza terrestre que pliegan y fallan los estratos.
Páramo
Relieve tabular, en forma de mesa o muela, limitada por scarpes.
Pliegue
Ondulación de los estratos rocosos debido a la acción de fuerzas compresivas sobre materiales plásticos de la corteza terrestre.
Poljé
Gran Depresión de origen cárstico, de fondo plano y delimitada por bordes abruptos.
Pónor
Sumidero o punto de infiltración de las aguas en un poljé.
Rasas
Superficies de erosión escalonadas que se forman paralelas a la costa cantábrica.
Relieve
Conjunto de formas que se presentan la superficie terrestre.
Relieve apalachense
Aquel que resulta de la erosión de un antiguo relieve plegado.
Relieve germánico
Está formado por un sistema en bloques levantados y hundidos.
Ría
Valle fluvial sumergido a causa de los cambios del nivel del mar o al hundimiento de la masa continental.
Roque y dique
Más adelante en la chimenea de un volcán cuyo cono ha sido erosionado.
Sinclinal
Pliegue de forma cóncava cuyo núcleo está constituido por los materiales más modernos de la serie plegada.
Superficie de erosión o de aplanamiento
Extensión de terreno casi llana originada por la erosión, que arrasa las estructuras preexistentes.
Zócalo
Llanura o meseta que se formó en el primario al erosionarse la cordillera surgida en la orogénesis hercinia.
La Singularidad Geográfica de España
La realidad territorial de España está integrada por la parte que ocupa el Estado español dentro de la península Ibérica, los archipiélagos de Baleares y Canarias, y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, en el norte de África; en total, 504782 km2 , de los cuales la España peninsular ocupa 492 494 km2 . España es un país de gran extensión, el mayor de los que integran la península Ibérica y el segundo en superficie de la Unión Europea, después de Francia. La España peninsular tiene 3904 km de costa que, sumados a los frentes costeros de los territorios insulares (2 074 km), hacen un total de casi 6 000 km. El nombre de España proviene de Hispania, denominación con la que los romanos designaron al conjunto del territorio peninsular. La constitución de los reinos de España y Portugal llevó a que la Península perdiera su antiguo nombre genérico de Hispania y adoptara el de península Ibérica.
Causas de la singularidad geográfica de España
a. El carácter peninsular: La estrechez de este istmo y, sobre todo, el que se asiente sobre él la cordillera Pirenaica, acentúan el carácter peninsular de España. Esta complicada soldadura ístmica da a la península Ibérica una singularidad que no tienen las otras dos penínsulas mediterráneas, la italiana y la balcánica.
b. La situación y la posición geográficas de la península Ibérica: Otra característica de la península Ibérica le viene de su situación y posición geográficas. Se encuentra situada dentro de la zona templada del hemisferio norte, entre los paralelos 36° 00` (isleta de Tarifa) y 43° 47′ (Estaca de Bares), y los meridianos 7o este (cabo de Creus) y 9° 36′ oeste (cabo Touriñán). España está ubicada en la parte más occidental del Mediterráneo, en el lugar donde sus aguas se mezclan con las del océano Atlántico. España, por su posición avanzada hacia el mediodía, es, al mismo tiempo, el país más próximo al continente africano.
La configuración del relieve
La forma maciza es consecuencia de la gran extensión en latitud y en longitud de la Península, del carácter poco articulado de sus costas, en las que existen pocos entrantes, y de la existencia de un litoral muy abrupto. Las consecuencias más sobresalientes de este hecho son el carácter continental del clima del interior de la Península y la gran distancia existente desde el interior hasta las costas. En el extremo contrario se encuentran las tierras por debajo de los 200 m, que no pasan del 11 %, mientras que las dos terceras partes del territorio de Europa quedan por debajo de esa cota. El carácter montañoso de la Península impone condiciones poco favorables para la agricultura, la distribución de la población, las vías de comunicación o el aprovechamiento de los ríos como vías navegables.
Consecuencias de la singularidad geográfica
a. España como encrucijada: La situación de encrucijada es reconocible en las condiciones naturales y humanas. En España se dan también especies de flora y fauna características de Europa y de África. Basta recordar las colonizaciones fenicias, cartaginesas, griegas y romanas de los primeros siglos de nuestra historia, o la invasión posterior de los pueblos bárbaros procedentes de Europa. Más tarde llegaría la invasión musulmana y, durante la Edad Media, en España coexistieron diferentes pueblos (musulmanes, hebreos y cristianos) con sus propias costumbres y creencias. En la actualidad, hechos de similar naturaleza refuerzan este carácter de España como lugar de encuentro.
b. La posición geoestratégica de España: De la situación y la posición geográfica de España se deriva también un posicionamiento geoestratégico de primer orden para entablar relaciones de toda índole con los países de dos continentes tan dispares como África y América. No menos importante es la posición que ocupa España en las relaciones con el continente americano. Por otro, la posición de las islas Canarias y la situación de los puertos españoles del litoral atlántico, próximos al circuito de las corrientes marítimas que facilitan la navegación por este mar, son elementos que refuerzan este carácter de avanzada o lanzadera que tiene España en las relaciones con el continente americano.
Unidad y variedad
Contrastes naturales: Contrastes geomorfológicos, El pasado geológico del relieve peninsular hace que existan tipos de relieve cuyas estructuras responden a diversas etapas geológicas. Así, existen macizos antiguos, como el Macizo Galaico y la Meseta, correspondientes al plegamiento herciniano; montañas jóvenes, como los Pirineos, la cordillera Cantábrica o las cordilleras béticas, de formas agrestes, cuyos materiales fueron plegados durante la orogénesis alpina; depresiones, como la del Ebro, el Duero o el Guadalquivir; llanuras litorales, etc. Todos ellos constituyen un auténtico mosaico que hace las delicias del geomorfólogo.
La península Ibérica presenta una serie de contrastes climáticos notables, consecuencia de factores geográficos, como su posición entre dos mares, su extensión en latitud y longitud, su elevada altitud media, la disposición periférica de los sistemas montañosos respecto a la Meseta y la misma presencia de ésta en el interior. Estas oposiciones son apreciables en el comportamiento del régimen térmico y pluviométrico que se produce entre las tierras del interior peninsular y la periferia, por un lado, y entre las fachadas atlántica y cantábrica respecto al resto del país, por otro. Las diferentes condiciones de clima y de suelos entre la España húmeda y la España seca, o entre la atlántica y la mediterránea, produce también vivos contrastes en la vegetación clímax de estas áreas. Aparte de estas formaciones boscosas, son característicos de la vegetación mediterránea los matorrales (maquis y garriga) y el monte bajo.
Contrastes humanos: En la España atlántica, o España húmeda, es característico un paisaje donde priman el bosque y los prados, los campos cercados, que ocupan más del 70% su territorio; de ahí su orientación hacia la ganadería. El paisaje agrario de la España interior se corresponde con campos abiertos, donde, en unos casos, domina el cultivo de cereales -trigo, cebada o girasol (Castilla-León)- y, en otros, el de la vid y el olivar (Castilla-La Mancha). Junto a los campos de cultivo aparece un hábitat rural concentrado y una morfología parcelaria que evidencia el gran tamaño de las explotaciones. Por último, en la España propiamente mediterránea encontramos un paisaje agrario caracterizado por el regadío, donde domina la vega y la huerta.
Contrastes en el sistema de asentamientos. En el sistema urbano, la diferencia se da entre una periferia que se encuentra mucho más urbanizada que el interior peninsular (excepto el caso de Madrid).