El fomento del desarrollo sostenible, la prevención de la degradación mediante el estudio previo del impacto ambiental de los proyectos, la integración de la dimensión medioambiental en todas las políticas comunitarias…
La corrección de los problemas existentes en la UE mediante la promulgación de normas al efecto, la corrección de los problemas medioambientales globales y la conservación de los espacios naturales de la unión creando una red de espacios protegidos.
La política del Ministerio del Medio Ambiente se propone, por tanto, garantizar el desarrollo sostenible, mejorar la calidad medioambiental, recuperar las áreas degradadas y conservar los espacios naturales.
Principales problemas medioambientales: alteración del relieve: El relieve continental resulta alterado por las actividades extractivas de minas y canteras y por la construcción de ciertas infraestructuras. Sus consecuencias son la destrucción de relieves. Las soluciones a estos problemas se han centrado en la restauración de los espacios afectados. El relieve costero está sometido también a fuertes alteraciones. A la erosión marina se añade también la presión urbanística, la desaparición de playas por extracciones de grava… Frente a estos problemas, la política de costas pretende recuperar progresivamente su naturalidad.
La contaminación atmosférica: se debe a la emisión de productos como el monóxido de carbono, dióxido de carbono, dióxido de azufre, óxido de nitrógeno, cloro y partículas de polvo y humo. Proceden de la quema de combustibles fósiles en las centrales térmicas, las industrias, el transporte… Los problemas causados por estos contaminantes son muy diversos: La lluvia ácida; es una precipitación con un grado de acidez superior al normal. Se produce cuando las emisiones de dióxido de azufre y óxido de nitrógeno se mezclan con el vapor de agua contenido en el aire y se transforman en soluciones ácidas que caen a la superficie terrestre con el agua de lluvia. El problema del ozono: es una molécula formada por 3 átomos de oxígeno. El problema relacionado con él tiene una doble vertiente. Por una parte, la reducción del espesor de la capa de ozono estratosférica, que filtra las dañinas radiaciones ultravioletas del sol. Por otra parte, el aumento del ozono troposférico. Este se genera a ras del suelo por la reacción de la luz solar intensa con los óxidos de nitrógeno y con los productos procedentes de la combustión de hidrocarburos en automóviles, industrias y calderas de carbón. Frente a él, España cuenta con estaciones de vigilancia que avisan a la población cuando se rebasan los límites máximos. La campana de contaminación urbana: es una niebla formada por partículas de polvo y humo en suspensión emitida por el tráfico y calefacciones urbanas. Se forma sobre las grandes ciudades, sobre todo en invierno y con situación anticiclónica, provocando alteraciones en plantas, edificios… Para combatir este problema se promueve el uso de transporte colectivo y el ahorro energético. El efecto invernadero y el cambio climático: el efecto es una función natural de la atmósfera realizada por el vapor de agua y gases como el dióxido de carbono y el metano. Estos gases actúan como el cristal de un invernadero: dejan pasar la radiación solar, pero retienen parte del calor irradiado por la superficie terrestre evitando que escape al espacio exterior. Sin embargo, el aumento de las emisiones de gases con efecto invernadero, las emisiones de ciertas industrias hacen que el calor retenido sea mayor. La consecuencia es un cambio climático consistente en el aumento global de la temperatura de la tierra. Frente a este problema se toman medidas como asignar cupos de emisión de gases con efecto invernadero, bajar los impuestos a los automóviles menos contaminantes… La contaminación acústica: el ruido ambiental se considera también un contaminante atmosférico, sus causas principales son el tráfico, ciertas actividades industriales y diversos establecimientos urbanos. Sus consecuencias son cefaleas, fatiga auditiva, sordera… Para solucionar este problema se ha elaborado una ley del ruido que obliga a las grandes ciudades a elaborar mapas de ruido. Sobreexplotación y contaminación de las aguas: la sobreexplotación de las aguas superficiales y subterráneas se debe al aumento de su consumo para usos agrarios, urbanos e industriales. Este hecho ha impulsado las obras de captación masiva de agua como son los embalses y los pozos. Frente a este problema se fomentan el ahorro de agua, la mejora de regadíos, la reutilización del agua depurada para el riego, etc. Respecto a ríos y acuíferos, se pretende delimitar las zonas sobreexplotadas con el fin de controlar las extracciones, limitando el uso de acuíferos a los momentos de escasez superficial. Respecto a los humedales, su objetivo es protegerlos de los países miembros fomentando su uso racional y la recuperación de los que se encuentran degradados. Contaminación de las aguas: las causas de la contaminación de las aguas son la evacuación de desechos en un volumen excesivo que impide su oxigenación y depuración natural. Las consecuencias de la contaminación son una pérdida de calidad del agua que afecta negativamente a los ecosistemas acuáticos y a su uso humano para beber, para el baño y otras actividades. Los daños, alteración y destrucción de la vegetación: los daños en los bosques se deben a causas naturales como altas temperaturas, déficits hídricos, causas humanas… La alteración está motivada por la sustitución de especies autóctonas por otras de elevado rendimiento económico. La deforestación o destrucción de la cubierta vegetal incide sobre extensas superficies de España. Las causas de la deforestación son las talas y los incendios forestales, el 96% provocados. Las consecuencias de la deforestación son el incremento de la erosión del suelo y de las emisiones de CO2. Frente a la deforestación, el Plan Forestal Español implanta medidas para lograr una gestión sostenible y para evitar incendios.