4. Uso y aprovechamiento de las aguas
4.1. Uso de las aguas. El agua dulce es un elemento imprescindible para el desarrollo humano. La demanda de agua en España se estima en 35.000 hm3. El agua se utiliza para el consumo humano (13%), para el uso agrícola (78%) y el industrial (9%). • Uso para la actividad agraria: la actividad agraria es la que consume más recursos hídricos en España, fundamentalmente, por la ampliación de los regadíos. • Uso para el consumo urbano: los núcleos urbanos ocupan el segundo lugar en el consumo del agua, destínándose para usos domésticos, servicios públicos y actividades en el sector servicios. • Uso en forma de vertidos industriales y como aguas residuales: se usa como medio de evacuación de los desechos, tanto residenciales como industriales, con lo que se contamina el entorno. • Uso para las industrias: el agua se utiliza en las industrias como forma de producción de electricidad, en las presas. También se emplea como refrigerante en determinadas centrales, como en las nucleares. • Uso recreativo y turístico: el agua también se usa como recurso recreativo para la pesca, la navegación y para los baños, especialmente, en las zonas turísticas (tanto en piscinas como en lagos, ríos o mares). En España existe un excesivo consumo de agua, motivado por el derroche. En los usos agrarios es necesario introducir técnicas como el riego por goteo o por aspersión, que permitan un uso más racional del agua. Al mismo tiempo, los consumos humanos también son excesivos para un país donde las precipitaciones son, en gran parte de su territorio, escasas, a esto se añade que el consumo del agua se dispara en época estival, por el gran número de turistas que escogen España como destino turístico de sus vacaciones. Para satisfacer a esta ingente demanda de agua, se ha intentado dar solución mediante obras y construcciones que han permitido satisfacer las necesidades de agua del país.
4.2. Aprovechamiento de las aguas. • Actualmente, la capacidad total de almacenamiento de agua en España es de 55.000 hm3, muy superior al consumo total. • No obstante, la distribución espacial de los recursos hídricos es muy desigual: hay zonas en donde hay déficit y otras en las que hay súperávit en el balance hídrico (resultado de la diferencia entre la oferta de agua, las disponibilidades hídricas, y el consumo de agua). Las zonas donde hay súperávit en el balance hídrico son las cuencas del norte peninsular, localizadas en el dominio de clima oceánico, seguidas de las cuencas del Ebro y del Duero. En el extremo contrario están las cuencas de la vertiente mediterránea y ambos archipiélagos. Se genera un problema hídrico pero, no tanto por la disponibilidad total, sino por el desigual reparto espacial de los recursos hídricos según zonas del país. • Para satisfacer esta demanda de agua se han construido infraestructuras para aprovechar las aguas, tanto superficiales como subterráneas existentes en el país que cuentan con una larga tradición histórica en nuestro país. Desde la época romana con la construcción de acueductos como el de Segovia o el de los Milagros de Mérida, o presas como la de Proserpina, también en Mérida; hasta los árabes, que generalizaron la cultura del regadío y construyeron innumerables obras para satisfacer las necesidades de la agricultura y de los nuevos cultivos que introdujeron que demandaban más agua; para llegar, finalmente, al Siglo XX cuando la cantidad de agua embalsada aumentó considerablemente, sobre todo, tras la Guerra Civil. • Existen las siguientes formas de aprovechamiento de las aguas en España:
4.2.1. Los embalses: • Localización: se extienden por toda la geografía española, se ubican, con preferencia, en las cabeceras de los ríos, pero también en los cursos principales. Entre los principales embalses españoles destacan, en el Ebro, el embalse de Mequinenza; el de Ricobayo en el Duero y sobre todo los grandes pantanos del Guadiana como el de Cíjara, La Serena y Alcántara II; en el Tajo, el de Entrepeñas, Buendía y el de Valdecañas, o el de Iznájar en el Guadalquivir. 9 • Función: los embalses tienen una función reguladora de las aguas de los ríos: almacenan agua en época de abundancia de precipitaciones y sirve de control de las crecidas para evitar las riadas tan temidas de los ríos mediterráneos. Al regular el caudal de los ríos, permite que haya agua incluso en los largos veranos y en los períodos cíclicos de sequía. En las zonas donde hay saltos de agua permite la producción de energía hidroeléctrica.
4.2.2. Los canales: • Función: permiten llevar el agua a las ciudades y a las tierras de cultivo. • Tipos: en la mayoría de los casos, se trata de conducciones que llevan el agua a zonas de la propia cuenca hidrográfica, pero en otras se traslada de una cuenca a otra, y es cuando hablamos de trasvase. El más conocido de España es el trasvase Tajo-Segura, que lleva agua desde la cuenca del Tajo hacia la cuenca del Segura para regar las huertas murcianas.
4.2.3. Las plantas desaladoras: • Definición: son instalaciones para el tratamiento del agua del mar destinada a eliminar las sales que contiene y convertirla en agua dulce para uso humano. Pretenden obtener agua dulce del agua salobre en zonas donde hay escasez de agua. • Inconvenientes: son obras muy costosas, que producen un impacto en su entorno porque generan residuos en forma de fangos que se tratan de eliminar con el empleo de tecnologías adecuadas, y tienen un alto coste de mantenimiento por su alto consumo de electricidad. Ejemplos: se ubican en la zona de costa, como es lógico. Destacan las del Atabal en Málaga capital, una de las mayores del 10 mundo, que abastece de agua a la ciudad de Málaga, la de Carboneras en Almería, la de Marbella, etc.
4.2.4. Aprovechamiento de las aguas subterráneas: los acuíferos: • Además de las aguas superficiales, se aprovechan las aguas subterráneas almacenadas en acuíferos. • La España caliza es una importante reserva de agua en acuíferos, debido a su permeabilidad. Se aprovechan mediante pozos y fuentes o manantiales de agua. • La mayoría de los acuíferos se encuentran sobreexplotados por extraerse una cantidad de agua superior a las posibilidades de recarga de estos pozos. La consecuencia, sobre todo si se localizan en zonas costeras, es la salinización de los pozos, ya que al descender el nivel de base de los acuíferos, penetra el agua del mar hacia el interior.